CONSUMO Y CIERRE DE GRANJAS
Entre las ventas récord y la crisis: La situación paradójica del sector avícola
Como en el resto del país, en Gualeguaychú el consumo de pollo y huevos desplaza a la encarecida carne vacuna. Mientras tanto, crece la competencia entre los distribuidores locales y las grandes granjas llevan al cierre a las más pequeñas en la zona.
Dentro de los numerosos cambios que la crisis económica introdujo en los hábitos de consumo se encuentra el reemplazo de la carne vacuna con otro tipo de alimento que supla lo que alguna vez fue el plato central en la mesa de los argentinos. De hecho, el consumo de carne vacuna cayó 14,1% en los primeros siete meses de este año con relación al mismo período del 2023 y se convirtió en el menor de los últimos 26 años, según un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICRA) que precisó que en ese período se habrían consumido 1.248 millones de toneladas, unas 205 millones de toneladas por debajo del período de comparación.
Es en este contexto que otros productos más accesibles ganan terreno en la dieta nacional como sustituto proteico: principalmente, la carne de cerdo y de pollo, y el huevo.
En esa línea, el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, aseguró que la proteína animal más consumida hoy en el país es la de origen avícola y ubicó el consumo de carne de pollo en 47 kilos por habitante al año y el de huevos en 21,2 kilos -equivalentes a 336 unidades- anuales per cápita. Estos números serían aún mayor de acuerdo con las declaraciones recientes del empresario avícola Héctor Motta, quien aseguró que serían más de 50 los kilos de carne aviar y cerca de 350 las unidades de huevos consumidas por habitante al año; una cifra que llevaría el consumo de huevo prácticamente al doble de lo que era hace tres décadas.
Nuestro país es el octavo productor y el décimo exportador de carne aviar a nivel mundial, y ocupa, a su vez, el quinto lugar en el ranking mundial de consumo de huevos y el decimoquinto en exportación de ovoproductos. Además, la industria avícola está presente en 18 de las 24 provincias y la mitad de esta cadena se concentra en Entre Ríos. “La producción es muy amplia, casi el 50% del total de huevos producidos se realiza en las distintas localidades entrerrianas”, precisó en diálogo con Ahora ElDía Mariela Barón, productora de la zona de Crespo, y observó: “Efectivamente hay un crecimiento en el consumo de pollo, pero sobre todo del huevo”.
Dicho aumento es una realidad que está a la vista en las calles de Gualeguaychú: con almacenes y verdulerías que anuncian con carteles el precio de sus maples y más locales de venta de productos avícolas, incluyendo algunos en los que únicamente se venden huevos.
Por su parte, Ricardo Unrrein, Presidente de la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollo, advirtió que “la cadena avícola se ha achicado debido a lo poco que se paga por el servicio de crianza del pollo, con lo cual han cerrado muchas granjas, principalmente en la costa del Uruguay”.
En el plano local, consultados sobre esta situación, desde la distribuidora de huevos Leichner indicaron que los pequeños y medianos productores de gallinas ponedoras en la zona van cerrando sus Pymes ya que no pueden competir con la avanzada tecnificación que poseen las grandes granjas. En paralelo, y en consonancia con el aumento en el consumo, también señalaron que son cada vez más los distribuidores que se incorporan al mercado local y compiten vendiendo el producto de las grandes empresas avícolas.
De esta manera, el aumento en el consumo de carne de pollo y huevos no ha llevado a un mayor crecimiento del sector productivo avícola local, aunque sí ha aumentado la oferta de distribuidores y comerciantes. Así, el beneficio de una mayor oferta para el consumidor aparece con una contracara para quienes comercializan estos alimentos desde hace años: sobrevivir a la competencia y a la falta de pequeños productores que les provean, contribuyendo al mercado interno y a que haya alternativas más sustentables, como las agroecológicas.
Un cambio de paradigma nutricional en favor del huevo
Durante años, el consumo del huevo ha sido objeto de debate respecto a sus efectos sobre la salud, principalmente por su contenido de colesterol. Por mucho tiempo se pensó que ingerir huevos a diario elevaba los niveles de colesterol en la sangre, incrementando el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, estudios recientes -como los de la American Heart Association (AHA) y la Universidad de Pekín- contradicen esta creencia e indican que, en personas saludables, el colesterol presente en el huevo no afecta directamente el colesterol sanguíneo. Además, argumentan que el huevo contiene lecitina, una sustancia que impide la absorción del colesterol en el intestino, lo que reduce el impacto negativo que anteriormente se le atribuía. Sin embargo, algunos expertos recomiendan moderar su consumo, especialmente en personas con diabetes tipo 2 o niveles elevados de colesterol.
Más allá de estos -y otros- estudios y discursos médicos que avalan la ingesta diaria del huevo, la globalización de algunos hábitos alimenticios ha llevado a incorporarlos en el desayuno o la merienda, comidas en las que antes no estaba presente. Esto se debe también al creciente interés de muchos por consumir importantes fuentes de proteína tras el ejercicio diario, un mensaje difundido por especialistas de la nutrición y el entrenamiento y amplificado a través de las redes sociales.