VERANO 2025
Entre la incertidumbre y la expectativa, las playas de la ciudad comienzan a reacondicionarse de cara a la temporada
Después de los estragos causados por las inundaciones en el primer cuatrimestre del año, los balnearios se preparan para la llegada de los turistas. Entre inversiones, gastos mensuales de servicios, reparaciones y fenómenos climáticos que pueden poner en jaque su uso, sus administradores trabajan contrarreloj para poder volver a disfrutar de estos rincones durante la temporada.
Junto con la Costanera y el Parque Unzué, las pequeñas playas de nuestra ciudad siempre han sido un atractivo para locales y turistas por igual. Sin embargo, la última temporada de verano fue precedida y sucedida por intensas lluvias y temporales que llevaron a que las playas del río Gualeguaychú sufrieran las consecuencias de sus repuntes; el último de ellos, a mediados de mayo. Desde entonces, y hasta ahora, los prestadores turísticos y los clubes que administran los balnearios trabajan intensamente para ponerlos en óptimas condiciones. Un desafío que supone grandes gastos económicos en un año marcado por la crisis.
Simón Ghiglione, presidente de Racing, institución que tiene una sede en el parque conocida popularmente con el nombre de “Playa Papaya”, contó que esa zona “fue una de las más afectadas por las crecidas, y después de la última inundación hubo que ponerse a reparar casi todas las instalaciones; esto significó un insumo de recursos bastante grande para el club: se reparó el quincho y las canchas de básquet y vóley, ahora se está reacondicionando el sector de la playa y se trabaja en la puesta de arena porque si bien, el año pasado habíamos logrado retirar todo el barro y hacer un refulado, la inundación volvió a traer sedimentos”. Y agregó: “Hicimos muchos arreglos; una parte de la instalación eléctrica tuvo que hacerse de nuevo. Además, sufrimos una serie de robos en los que rompieron parte de las instalaciones, como los baños. Hoy por hoy ya tenemos casi todo a punto, pero todavía faltan detalles”.
Un desafío similar tuvo que afrontar el único balneario que da al río Uruguay. Desde la gerencia, contaron que en Ñandubaysal “se trabajó durante todo el año para poner a punto el complejo por los daños sufridos por la crecida; hoy se está reparando la defensa de la barranca y posteriormente se hará lo propio con la clásica bajada de lanchas, que fue uno de los sectores más afectados, al punto que hay lugares en los que el desprendimiento es total”.
Otro prestador que sufrió los embates de las crecientes fue Edgardo Moreira, propietario de Solar del Este, cuyo predio de casi 11 hectáreas, requirió un trabajo extra de acondicionamiento durante estos meses: “Nosotros hacemos un mantenimiento continuo, pero este año la tarea se duplicó porque la inundación que castigó a la Península destruyó todo. Ahora estamos en plena etapa de restauración y después seguiremos con los retoques finos para preparar la playa para la temporada”.
De todas formas, no es el único problema que contempla Moreira, dado que la pérdida del poder adquisitivo como resultado de la crisis también repercute en el sector: “Tenemos expectativas, pero hay mucha incertidumbre porque, sin dudas, el golpe al bolsillo fue, es y, según parece, seguirá siendo muy grande”. En esa línea, también lamentó que “otro problema que tenemos este año es el cachet de los artistas que vienen de otros lugares del país: los ‘número uno’ lo han multiplicado por cuatro en dólares y esos costos no podemos trasladarlos al público. Asimismo, los gastos de electricidad o de materiales sanitarios, por ejemplo, se han cuadruplicado, a la par que los sueldos mínimamente se duplicaron”.
Respecto a Parque del Sol y al Balneario Municipal, según manifestó el presidente del Consejo Mixto de Turismo, Fernando Zubillaga: “La idea es que, para la temporada de verano, la ciudad cuente con la mayor cantidad de playas y balnearios disponibles, tanto públicos como privados. Parque del Sol se estuvo poniendo a punto y se está programando su pronta reapertura. También, el área correspondiente trabaja sobre el destino de la Playa del Puente. En relación a Samba La Playa, más conocida como el Balneario Municipal, a través del Consejo hemos mantenido durante este año numerosas conversaciones con el concesionario para que realice mejoras, mantenimiento, limpieza, colocación de luminarias y los servicios necesarios”, detalló.
Un verano con poca agua: los efectos de “La Niña” en Gualeguaychú
Más allá de los preparativos que puedan realizarse, el factor que determinará el estado y uso de las playas es nada más y nada menos que el escenario climático. El especialista en fenómenos meteorológicos, Daniel Hernández, analizó la situación hídrica que atraviesa la región en estos momentos y anticipó el panorama que podría presentarse en los meses de verano: “En lo que hace a lo macro, que marca tendencias regionales y consecuencias locales, fundamentalmente de lluvia, nos encontramos con el fenómeno de ‘La Niña’, el cual se espera que sea más corto de lo predicho. De todos modos, tendremos precipitaciones por debajo de la media y temperaturas por encima de lo normal -algo propio y característico de este fenómeno-, lo que significa que va a haber menos cantidad de agua en los ríos. Ya se notan gravísimos problemas de bajantes en el río Paraguay y sus aportes al Paraná. El Uruguay -de momento- está en condiciones normales, pero cuando haya menos precipitaciones, se sentirá la escasez de agua en nuestras zonas. Sobre ese contexto, es esperable que los ríos estén más bajos y que difícilmente se den precipitaciones tan violentas como para que nos produzcan inundaciones”.
Hernández aclaró que no hay que descartar la posibilidad de repuntes puntuales, debido a que en las últimas décadas varió el tiempo de concentración de la escorrentía del agua: “En otros tiempos, el agua de las precipitaciones tardaba el doble o hasta el triple en llegar a los cauces de arroyos y ríos, fundamentalmente por la presencia del monte nativo y los humedales. Mucho de eso ha sido atacado, y el cambio en el uso del suelo agropecuario agravó su capacidad de absorción, por lo que el agua escurre mucho más rápido, se infiltra menos en el suelo y llega en mayor cantidad a los cauces”. Ante este escenario, observó que “de darse precipitaciones importantes, tendremos picos muy rápidos de crecida y seguramente también bajantes más rápidas”. Sin embargo, advirtió que “el daño que produce una inundación, de todos modos, va a estar hecho, más allá de que dure uno o cinco días”.
Sobre los riesgos a tener en cuenta a la hora de usar las playas, Hernández analizó: “Cuando hay una baja cota del nivel de agua aumentan las áreas de solarium -la zona de arena en la costa para tomar sol- y la playa o el lugar de ingreso de los bañistas en el río disminuye en su cantidad de metros y se encuentra muy próximo el escalón cercano al canal del río; además de que la arena se transforma en barro en esas zonas que quedan como playa. También aumenta el riesgo de que existan pozos, vidrios, piedras o cualquier tipo de elemento que suele encontrarse en lugares donde no es habitual que haya playas; lo mismo que ramas que las escorrentías arrastran producto de la erosión, o basura que viene desde cauces arriba. Por eso es fundamental que la gente vaya a las playas que están habilitadas, donde siempre se hace una revisión del área en función de la altura del río”.
Por último, y como dato a tener en cuenta, el especialista comentó que “la última información recibida de la Administración Nacional de los Océanos y de la Atmósfera marca que tendremos los picos de ‘La Niña’ en noviembre, diciembre y enero”, y que luego “decrecerá y se transformará en un fenómeno neutro; es decir, más cercano a los valores históricos de precipitaciones y temperaturas”.