OPINIÓN
Enemigos íntimos: el mosquito como vector de enfermedades
Por Ignacio Bourlot*
Las enfermedades trasmitidas por mosquitos nos han acompañado durante gran parte de nuestra historia, y, algunas de ellas, son las responsables de millones de muertes humanas. Para graficar un poco esto, solamente en 2021 se produjeron en el mundo 247 millones de casos de Malaria con 619.000 muertes, la mayoría de estas en África (Informe Mundial sobre la Malaria 2022. OMS).
Repasando un poco de historia, en 1871, en la Ciudad de Buenos Aires, la Fiebre Amarilla se cobró 13.614 muertes sobre 187 mil habitantes (casi el 8% de la población según la Asociación Médica Bonaerense). En esa época se desconocía cuál era el modo de transmisión de esta enfermedad, que finalmente fue descripto por el médico cubano Carlos Finlay 10 años después, quien comprobó el papel del mosquito en estudios experimentales. Además, en las Américas, el virus de la Fiebre Amarilla fue el principal responsable de la imposibilidad de construir el canal de Panamá por los franceses en el siglo XIX, conseguido en 1904 por los estadounidenses gracias a los conocimientos del cubano.
El Aedes aegypti es, tal vez, el más famoso de nuestros enemigos, vector del virus del Dengue y el de la Fiebre Amarilla. Pero también un número muy amplio de especies de mosquitos tienen la capacidad de vehiculizar otros agentes virales que infectan a humanos y otros mamíferos, tal es así que se acuñó el término “arbovirus” del inglés “arthropod-borne virus” (virus trasmitidos por artrópodos, entre ellos y principalmente insectos como los mosquitos). En esta familia de virus incluimos al del dengue, fiebre amarilla, zika, chikungunya, encefalitis de San Luis, encefalitis equinas del este y del oeste, virus del Nilo Occidental (West Nile), Mayaro, entre muchos otros, con la característica de contar con multiplicidad de vectores competentes existentes en nuestra región (especies de Aedes, Culex, Anopheles, Psorophora); es decir, diferentes especies de mosquitos capaces de mantener y transmitir estas enfermedades.
Combatirlos ha sido una ardua tarea para nuestra humanidad. En Argentina, en la década del 60, el “aedes” había sido erradicado y esto fue certificado por la OPS en 1965, luego volvió a invadir el territorio nacional desde Misiones y Formosa y actualmente se encuentra en 18 provincias.
Actualmente, la reciente reemergencia de las Encefalitis Equinas, representada por un brote en equinos de Encefalitis Equina del Oeste en varias provincias del país, con la confirmación de 21 casos humanos desde la semana epidemiológica 48 y al 6 de enero de 2024, y de la que se esperan más casos humanos, nos obliga a mantener vigente la alerta y advertir la situación especialmente en personas que hayan tenido contacto con animales enfermos. Para esta enfermedad se reconocen multiplicidad de vectores mencionados, muchos de ellos presentes en nuestra región.
Por otro lado, el dengue, enfermedad endémica en países limítrofes y epidémica en nuestra ciudad, con brotes en los últimos años con casos autóctonos confirmados (habitualmente en el mes de marzo), nos genera una alerta adicional y con casos confirmados en nuestra provincia, adelantándose dos meses respecto a años anteriores, con circulación marcada de Aedes aegypti.
Y, por último, especialmente para quienes viajan en sus vacaciones, la siempre presente Fiebre Amarilla, con áreas definidas en países vecinos que pueden presentar casos. Cabe mencionar que varios países solicitan certificado de vacunación al ingreso para evitar la importación de la enfermedad o para fomentar la protección en aquellos turistas que visitan áreas endémicas.
Por todo lo descripto, es que debemos estar atentos al comportamiento de las enfermedades transmitidas por mosquitos, su vigilancia epidemiológica y rápida intervención ante el aumento en el número de casos.
Afortunadamente, las vacunas contra la Fiebre Amarilla, la recientemente aprobada vacuna contra el dengue, y la vacuna para caballos en el caso de las encefalitis equinas, vuelven a darnos una mano, a pesar de los múltiples intentos de los antivacunas por erradicarlas.
Muchas de estas enfermedades infecciosas son resorte del especialista en cuanto a la profundización de conocimientos, pero se erigen como grandes problemas de salud publica para lo que se requiere el compromiso político y del estado, en el primer nivel de atención, a través de la vigilancia, control de vectores (mosquitos) y eventualmente, vacunación, en épocas donde emergen amenazas al sistema de salud tan peligrosas como las de nuestros íntimos insectos hematófagos.
*Médico especialista en Enfermedades Infecciosas (MP 10207)