El triste papel de la “oposición funcional”

Hace dos semanas nos referíamos al clima político enrarecido que se percibe desde  junio: los que ganaron están como si hubieran perdido y viceversa. Trataremos de avanzar un poco más en el análisis para dilucidar el fenómeno, que no es común ni siquiera en Argentina, donde lo anómalo se hace corriente.



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EL OXÍGENO DE LA SEÑORA
Uno de los motivos que sorprenden a quienes habían emergido ganadores el 28 de Junio y que marcamos en aquel comentario, es que ahora, el partido del gobierno consigue los votos en el Congreso con más facilidad que antes de su derrota electoral; derrota que además, desconoce. Seguramente esa descolocación de la oposición radica en su sobreestimación del efecto electoral, que talvez le hizo imaginar un rápido desbande en las filas del bloque oficialista. Tenían motivos para suponerlo, ya que es lo que ha venido ocurriendo, incluso con afectación de la gobernabilidad. Basta con recordar la gestión de Alfonsín luego de su derrota parlamentaria de 1987; o el último bienio de Menem, después de la suya en 1997 y para De la Rúa, los meses subsiguientes a Octubre de 2001. Posiblemente han tenido en cuenta que en general, el peronista reacciona con igual velocidad para reagruparse alrededor de quien se hace del poder, como para emigrar cuando lo pierde, sin sonrojarse.Pero aquí viene lo novedoso: pese a esos supuestos, el matrimonio gobernante no ha perdido poder y eso lo diferencia de los tres casos anteriores.  Como decíamos, eso no sólo no es común, sino absolutamente inédito. Más aún, si se lo evalúa a la luz de algunos datos de esta semana, sobre su caída de nivel de aceptación a un piso histórico del orden del 20%.  Pero entonces ¿dónde finca el poder? se preguntará alguno, cuando advierte ahora actitudes más autoritarias que las que el electorado castigó el 28 de Junio. No busquen mucho: está en la caja y en la firme decisión de usarla sin ningún disimulo para arrimar voluntades en términos de votos parlamentarios. Con la singularidad de que en su mayor parte, esos votos les aseguran más caja y más poder para domar a otros díscolos. ¿QUÉ ES LA FAMOSA "CAJA"?A esta altura tenemos que hacer una precisión terminológica cuando hablamos de caja. No se trata de los recursos genuinos que un gobierno normalmente percibe, como impuestos, empréstitos etc. los que en situaciones normales, están afectados a las distintas partidas presupuestarias de gastos o inversiones, con control del parlamento y órganos independientes de fiscalización y auditoría. En tales casos, esos gobiernos no disponen de la caja en el sentido especulativo que venimos utilizando, para destinos -también especulativos- como financiar una campaña, presionar o sobornar. Ni siquiera podríamos hablar de caja cuando empiezan a  sancionarse las leyes inconstitucionales que viabilizaron esa discrecionalidad (superpoderes, facultades delegadas, decretos de necesidad y urgencia) por cuanto los gobiernos de turno las reclamaban para afrontar distintas crisis y a ello afectaban los recursos.Pero cuando esas crisis se superan y el ciclo económico pasa a un período de auge y normalización, aquellas facultades, ya sin causa, se mantienen y es ahí donde empezamos a hablar de la caja: abundancia de recursos con exceso de facultades. Los Kirchner han defendido con uñas y dientes su continuidad. Y ahora más que antes, porque sin predicamento político, dependen exclusivamente de ella. Y hasta es posible que intramuros, utilicen el término intangibilidad. That is the cuestion. COMPAÑEROS DE RUTASin embargo, por encima de ese esas facilities, algunos votos se le han ido a Kirchner, como el de los legisladores bustistas. Aunque los han recuperado por compensación. ¿cómo es esto? Es que además de usar los recursos de libre disponibilidad para condicionar gobernadores y así contener el desbande en la propia tropa disuadiendo desertores, este gobierno ha tenido la suerte y habilidad ¿por qué no? de sumar, sin costo dinerario, a un grupo de legisladores progres, que atraídos como las ratas del flautista de  Hamelin, acuden en los momentos difíciles con sus votos de auxilio, cautivados por medio del pensamiento mágico, cuando les dibujan p ej., el peligro de la derecha, la oligarquía vacuna, la Rural, el fusil mediático y la defensa de los que menos tienen. Entonces la pareja, con los votos de los aliados prolonga su poder y recursos, aunque con una mentirita: los reales usufructuarios son los que más tienen, hábiles en hacerse de los recursos a costa del resto, que se queda sólo con la declamación reivindicatoria.No es que la oposición esté desarticulada (aunque podría articularse mejor). Separemos: los partidos y alianzas que se plantaron en junio contra los Kirchner, en general no han  cambiando sus votos, aún cuando se registran algunas borocotizaciones. Pero el resto, al que hacemos referencia, es decir, la oposición funcional al gobierno, se los ha venido prestando en temas  fundamentales el último año. Así, con la estatización de los fondos previsionales (aunque aquí se sumaron  radicales) creyeron defender a los futuros jubilados de la rapiña de sus AFJP, para dárselos a los Kirchner que los administrarían muy bien, con muchos controles. Hace unos meses, les facilitaron adelantar las elecciones con las consecuencias que estamos viendo. Y ahora les aprueban un año más de facultades legislativas delegadas. Un triplete como para aguantarse cualquier chubasco: ¡Esas son oposiciones! Sólo con esos tres pilares, los progres les han ayudado a prolongar la acumulación de poder que invariablemente critican. Y ahí está la otra diferencia: ninguno de los anteriores presidentes referidos tuvo a su disposición a estos compañeros de ruta, ni los encandiló camuflándose de izquierda. Éstos sí.Y ahora, en la creencia de que gobernaron bien pero comunicaron mal, van nuevamente tras los votos funcionales, para sacar adelante la Ley de Medios. Con una pretensión -poco aceptable- que combina urgencia en la aprobación y cerrazón para las modificaciones.Seguramente volveremos sobre este tema. Sólo adelantamos que es especial para no ser tratado ahora; de apuro y en el contexto de autoritarismo que todos hemos percibido estos días.Hasta el domingo. Si Dios quiere.