ROLES DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN
El peso cultural de “la seño”: En la ciudad no hay varones que estudien para ser maestros jardineros
No los hay en la actualidad y no los ha habido en los 57 años de historia que tiene el Instituto Superior de Perfeccionamiento y Enseñanza Docente (ISPED) de Gualeguaychú, única institución que cuenta con el profesorado de Educación Inicial en su oferta académica. En esta nota, la palabra de quien, por muchos años, fue el único maestro jardinero de Entre Ríos.
Por Luciano Peralta
Lo que no se nombra es invisibilizado. Lo que no se ve (es como que) no existe. Es una de las cosas que nos han enseñado las luchas feministas.
Cada 28 de mayo se celebra en Argentina el Día de los Jardines de Infantes, aunque también se lo nombra como Día de los Jardines de Infantes y las Maestras Jardineras (como si no hubiese maestros varones) o, como establece el Artículo N°1 de la Ley 27.059, de 2014, Día Nacional del Docente de Nivel Inicial (como si las mujeres no fuesen la enorme mayoría). Una definición un poco más acorde a los tiempos habla del Día Nacional de los Jardines de Infantes y de la Docencia en Nivel Inicial, así, sin innecesarias distinciones de género.
Esta pequeña reflexión semántica hace de preludio para tratar de entender por qué en la historia de Gualeguaychú no hay un solo varón recibido como docente de Nivel Inicial, antes llamado pre-escolar.
“Es el profesorado que más demanda tiene, el cupo es de 60 personas y siempre se completa. En Educación Inicial históricamente han sido todas mujeres. En cambio, en los otros profesorados sí ha empezado a haber varones: en Artes Visuales serán cerca de un 30%, igual que en Ciencias de la Educación; en Educación Especial, en tanto, un 20% aproximadamente son varones”, informó para esta nota Darío Lezcano, rector del Instituto Superior de Perfeccionamiento y Enseñanza Docente (ISPED), fundado en 1966.
Hace algunos años -relató Lezcano-, cuando empezó a trabajar en el instituto, que es público de gestión privada, la rectora de entonces le contó que, si bien conocía a docentes de Nivel Inicial varones en Gualeguaychú, ninguno había estudiado en el ISPED. Este es el caso de Joel Rocha, correntino de 61 años que se formó en Monte Caseros, su ciudad natal, y a mediados de los 90, atraído por el Carnaval del País, eligió Gualeguaychú para vivir.
“En 1991 me recibí de maestro (hoy, Nivel Primario) y después hice las materias que me faltaban para Nivel Inicial. Apenas me recibí empecé a trabajar como maestro jardinero”, recuerda el docente que fue director de la Comparsa Kamarr en 1996.
“Durante muchos años fui el único maestro jardinero en Entre Ríos. Afortunadamente, eso ha ido cambiando últimamente. Creo que no se promociona la carrera entre los varones, mucho material, como las revistas didácticas, todavía le habla a las maestras mujeres y las imágenes que las ilustran son de maestras mujeres. No hay una invitación a los varones”, cuestionó el docente que, entre otras instituciones de la ciudad, dio clases en el jardín “Segunda Mamá”, en la zona oeste.
¿Él habrá sido un segundo papá? ¿O la metáfora no aplica para los varones?
Los prejuicios son construcciones sociales históricas, igual que los roles de géneros. Entonces, las mujeres (supuestamente sensibles, maternales, cuidadoras) contarían, según el arquetipo construido, con las “capacidades naturales” para ocupar este tipo de puestos. Mientras que los hombres o, mejor dicho, la idea hegemónica de ser varón (fuerte, racional, insensible) entraría en contradicción con el perfil docente demandado para esta etapa formativa. Haciendo de esta profesión, crucial para el desarrollo de toda persona, una “cosa de mujeres”.
Profesión que -este es otro prejuicio- muchas veces es vista como la extensión del rol de cuidadoras que las mujeres deberían traer de la casa y, por tal motivo, no es reconocida, ni simbólica ni económicamente, como debiera. Rocha, quien suma 24 años de servicio docente, de los cuales 14 fueron como maestro jardinero, cree que el rol de la mujer en la educación inicial tuvo un momento fundacional: “cuando el bachiller las empezó a habilitar como maestras”.
“Antes de eso eran todos maestros. En esa época a la mujer no le estaba permitido estudiar, la mujer era la ama de casa y punto. Pero, el poder ser maestra una vez terminado el secundario hizo que muchas mujeres se volcaran a la docencia”, argumentó, en este sentido.
Lo cierto es que las cosas cambian, las discusiones que son habilitadas en los espacios públicos y los medios de comunicación social, también. Y los roles de género son parte de estas cosas que cambian, de hecho, en muchos lugares del país los maestros jardineros varones dejaron de ser una novedad, inclusive en la misma provincia de Entre Ríos. En Gualeguaychú, donde el peso cultural de “la seño” parece seguir siendo fuerte, los cambios son un poco más lentos que en otras latitudes.