El Pap sigue siendo el estudio de elección
En prevención y detección del cáncer de cuello uterino es el test más confiable. La existencia de la vacuna contra el HPV no significa que las mujeres no deban continuar con la prevención mediante el test ya conocido. Médicos recomiendan hacerse regularmente un "Pap" entre los 35 y los 64 años.
Cada año, 3 mil mujeres padecen esa enfermedad en la Argentina y la mitad mueren. La mejor manera de prevenir el cáncer de cuello de útero es alentar la realización del test de Papanicolau, que detecta alteraciones en las células del cuello uterino y permite tratarlas rápidamente antes de que evolucionen hacia un cáncer letal.
El cáncer cérvico-uterino es causado principalmente por algunos tipos de virus del papiloma humano (HPV). Transmitido a través de las relaciones sexuales, en la mayoría de los casos el virus se cura de manera espontánea. Pero si la infección persiste, puede producir lesiones que con los años pueden transformarse en un cáncer.
Del centenar de tipos del virus papiloma que existen, unos 15 son cancerígenos. La vacuna contra el HPV previene la infección por los virus 16 y 18, que son responsables del 60 al 70% de los tumores de cuello de útero. La vacuna alcanza máxima protección cuando es aplicada a las mujeres antes del primer contacto sexual, idealmente entre los 9 y los 13 años.
Por lo tanto, la vacuna contra el HPV no significa que las mujeres no deban continuar con la prevención mediante el test de Papanicolau (conocido como “Pap”). Este test sigue siendo fundamental para prevenir el cáncer de cuello uterino causado por los tipos de HPV que no cubre la vacuna, y para prevenir las lesiones malignas en las mujeres sexualmente activas.
El alto costo actual de la vacuna ha impedido su aplicación masiva en muchos países. Actualmente, nuestro país trabaja conjuntamente con organizaciones internacionales y países de la región para lograr la accesibilidad y la equidad en la utilización masiva de la vacuna contra el HPV.
“Es importante que las mujeres sepan que el Pap continúa siendo el principal método de detección y prevención”, enfatizó la doctora Silvina Arrossi, coordinadora del Programa Nacional de Prevención del Cáncer Cérvicouterino del Ministerio de Salud de la Nación.
El cáncer de cuello del útero afecta a las mujeres pobres, porque estas no acceden a la detección temprana de las lesiones precancerosas y a un efectivo tratamiento.
En nuestro país, las provincias del Noroeste y Noreste son las que presentan más alta mortalidad por esta enfermedad, y es por ello que el Programa ha establecido, en una primera etapa, cinco provincias prioritarias para el inicio de sus actividades: Jujuy, Misiones, Formosa, Chaco y Salta.
“Las mujeres deben hacerse regularmente un Papanicolau entre los 35 y los 64 años, sobre todo si nunca se lo han hecho o hace más de tres años que no se lo hacen”, subrayó la doctora Silvina Arrossi, también investigadora del Conicet.
La recomendación del Ministerio de Salud de la Nación es que, tras dos Pap anuales con resultado negativo, las mujeres se realicen un Pap cada tres años para prevenir el cáncer de cuello cérvicouterino.
------------------------------------------------------------------------------------------------ Antojos en el embarazo, ¿necesidad fisiológica o capricho? Según un reciente estudio, una de cada cuatro embarazadas admitió que los tiene, y de ellas, más de un cuarto lo considera una verdadera necesidad fisiológica. Los especialistas aseguran que no hay una causa y que probablemente tenga que ver lo hormonal
Los resultados del trabajo, presentados en el XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), demuestran que de cada cuatro embarazadas, una afirma tener antojos y, de ellas, más del 26% lo considera una necesidad fisiológica, mientras que para el 20 por ciento se trata de "caprichos”, según publicó el sitio Periodismo.com.
La doctora Blanca Gutiérrez es la coordinadora del Grupo de Atención a la Mujer de semFYC y señaló que "los antojos, definidos como un deseo compulsivo por comer determinados alimentos y rechazar otros, se dan con frecuencia en las embarazas, pero la causa no está clara y probablemente estén implicados factores hormonales".
"Las recomendaciones dietéticas durante este estado apuntan a llevar una dieta equilibrada, que incluya los grupos alimenticios básicos y con un aporte extra de 300 calorías al día sobre sus necesidades normales”, explicó la profesional, quien detalló que “la ganancia de peso para una mujer que antes del embarazo tenía un índice de masa corporal adecuado debe estar entre 11 y 16 kilos".
En este sentido, indicó que "los antojos no se deben evitar salvo que se trate de alimentos hipercalóricos o no recomendados durante el embarazo" y destacó que "tampoco hay que insistir en que se satisfagan".
Gutiérrez subrayó que se trata de un error "comer por dos", ya que el exceso de peso es perjudicial, y el incremento de peso debe ser progresivo: de uno a dos kilos en el primer trimestre y después de 300 a 400 gramos por semana.
Así es que los expertos recomiendan a las mujeres embarazadas la ingesta de dos raciones diarias de proteínas (el equivalente a 160 gramos de carne, 200 gramos de pescado, 160 gramos de jamón cocido o dos huevos); tres raciones diarias de productos derivados de la leche, seis raciones de hidratos de carbono (una ración equivale a 60 gramos de pan integral, 70 gramos de arroz o pasta,300 gramos de papas o 70 gramos de legumbres); así como tres piezas diarias de fruta y cuatro de verdura.
En otro orden, recomiendan realizar ejercicio físico, como caminar o nadar, al menos 45 minutos, entre cuatro y cinco veces a la semana, ya que el ejercicio físico fortalece los músculos, mejora la circulación de la sangre y ayuda a conseguir el peso adecuado.
Cada año, 3 mil mujeres padecen esa enfermedad en la Argentina y la mitad mueren. La mejor manera de prevenir el cáncer de cuello de útero es alentar la realización del test de Papanicolau, que detecta alteraciones en las células del cuello uterino y permite tratarlas rápidamente antes de que evolucionen hacia un cáncer letal.
El cáncer cérvico-uterino es causado principalmente por algunos tipos de virus del papiloma humano (HPV). Transmitido a través de las relaciones sexuales, en la mayoría de los casos el virus se cura de manera espontánea. Pero si la infección persiste, puede producir lesiones que con los años pueden transformarse en un cáncer.
Del centenar de tipos del virus papiloma que existen, unos 15 son cancerígenos. La vacuna contra el HPV previene la infección por los virus 16 y 18, que son responsables del 60 al 70% de los tumores de cuello de útero. La vacuna alcanza máxima protección cuando es aplicada a las mujeres antes del primer contacto sexual, idealmente entre los 9 y los 13 años.
Por lo tanto, la vacuna contra el HPV no significa que las mujeres no deban continuar con la prevención mediante el test de Papanicolau (conocido como “Pap”). Este test sigue siendo fundamental para prevenir el cáncer de cuello uterino causado por los tipos de HPV que no cubre la vacuna, y para prevenir las lesiones malignas en las mujeres sexualmente activas.
El alto costo actual de la vacuna ha impedido su aplicación masiva en muchos países. Actualmente, nuestro país trabaja conjuntamente con organizaciones internacionales y países de la región para lograr la accesibilidad y la equidad en la utilización masiva de la vacuna contra el HPV.
“Es importante que las mujeres sepan que el Pap continúa siendo el principal método de detección y prevención”, enfatizó la doctora Silvina Arrossi, coordinadora del Programa Nacional de Prevención del Cáncer Cérvicouterino del Ministerio de Salud de la Nación.
El cáncer de cuello del útero afecta a las mujeres pobres, porque estas no acceden a la detección temprana de las lesiones precancerosas y a un efectivo tratamiento.
En nuestro país, las provincias del Noroeste y Noreste son las que presentan más alta mortalidad por esta enfermedad, y es por ello que el Programa ha establecido, en una primera etapa, cinco provincias prioritarias para el inicio de sus actividades: Jujuy, Misiones, Formosa, Chaco y Salta.
“Las mujeres deben hacerse regularmente un Papanicolau entre los 35 y los 64 años, sobre todo si nunca se lo han hecho o hace más de tres años que no se lo hacen”, subrayó la doctora Silvina Arrossi, también investigadora del Conicet.
La recomendación del Ministerio de Salud de la Nación es que, tras dos Pap anuales con resultado negativo, las mujeres se realicen un Pap cada tres años para prevenir el cáncer de cuello cérvicouterino.
------------------------------------------------------------------------------------------------ Antojos en el embarazo, ¿necesidad fisiológica o capricho? Según un reciente estudio, una de cada cuatro embarazadas admitió que los tiene, y de ellas, más de un cuarto lo considera una verdadera necesidad fisiológica. Los especialistas aseguran que no hay una causa y que probablemente tenga que ver lo hormonal
Los resultados del trabajo, presentados en el XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), demuestran que de cada cuatro embarazadas, una afirma tener antojos y, de ellas, más del 26% lo considera una necesidad fisiológica, mientras que para el 20 por ciento se trata de "caprichos”, según publicó el sitio Periodismo.com.
La doctora Blanca Gutiérrez es la coordinadora del Grupo de Atención a la Mujer de semFYC y señaló que "los antojos, definidos como un deseo compulsivo por comer determinados alimentos y rechazar otros, se dan con frecuencia en las embarazas, pero la causa no está clara y probablemente estén implicados factores hormonales".
"Las recomendaciones dietéticas durante este estado apuntan a llevar una dieta equilibrada, que incluya los grupos alimenticios básicos y con un aporte extra de 300 calorías al día sobre sus necesidades normales”, explicó la profesional, quien detalló que “la ganancia de peso para una mujer que antes del embarazo tenía un índice de masa corporal adecuado debe estar entre 11 y 16 kilos".
En este sentido, indicó que "los antojos no se deben evitar salvo que se trate de alimentos hipercalóricos o no recomendados durante el embarazo" y destacó que "tampoco hay que insistir en que se satisfagan".
Gutiérrez subrayó que se trata de un error "comer por dos", ya que el exceso de peso es perjudicial, y el incremento de peso debe ser progresivo: de uno a dos kilos en el primer trimestre y después de 300 a 400 gramos por semana.
Así es que los expertos recomiendan a las mujeres embarazadas la ingesta de dos raciones diarias de proteínas (el equivalente a 160 gramos de carne, 200 gramos de pescado, 160 gramos de jamón cocido o dos huevos); tres raciones diarias de productos derivados de la leche, seis raciones de hidratos de carbono (una ración equivale a 60 gramos de pan integral, 70 gramos de arroz o pasta,300 gramos de papas o 70 gramos de legumbres); así como tres piezas diarias de fruta y cuatro de verdura.
En otro orden, recomiendan realizar ejercicio físico, como caminar o nadar, al menos 45 minutos, entre cuatro y cinco veces a la semana, ya que el ejercicio físico fortalece los músculos, mejora la circulación de la sangre y ayuda a conseguir el peso adecuado.
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