El legado federal de Francisco Ramírez
Arquetipo de la "entrerrianía", oponente férreo a la arrogancia centralista, campeón del federalismo, Francisco 'Pancho' Ramírez fijó para siempre el ideario de Entre Ríos.No por casualidad ha sido bautizado el "Supremo Entrerriano". En torno a su liderazgo, cuando la Patria estaba aún en pañales, este suelo adquirió conciencia política.Y Entre Ríos emergió, en los comienzos del proceso revolucionario, como un grito de rebeldía frente al poder centralista porteño, que quiso someter bajo su yugo al interior del país.Ramírez fue el insumiso gaucho que, junto a los paisanos de su patria chica entrerriana, enarboló los derechos de esta provincia. Por eso se propuso, junto a otros líderes federales, reestablecer la igualdad civil entre los pueblos aplastando la soberbia porteña.Quizá nada define con más claridad al caudillo que aquel "Naides es más que naides", inscripto en su sello personal cuando fundó la República de Entre Ríos, en noviembre de 1820.Entre 1810 y 1820, el poder porteño pretendió imponer diversos gobiernos a los pueblos del antiguo virreinato, asentado en el control del puerto y la aduana.Con su lema, Ramírez mandaba un claro mensaje: el pueblo que él representaba no podía tolerar la prepotencia ni la arrogancia de otros. Por eso él, un diestro militar, y su implacable caballería entrerriana -que heredaría luego Urquiza- fueron rivales de peso frente al avance porteño.El adalid del federalismo nació en Arroyo de la China (Concepción del Uruguay), el 13 de marzo de 1786. Sus padres Juan Gregorio Ramírez y Tadea Jordán, le llamaron José Francisco."Su nacimiento fue humilde, su infancia la del hijo de nuestras campañas: libre y espontánea", recuerda Olegario Víctor Andrade. Producida la Revolución de Mayo, actuó en la costa del Uruguay defendiendo la zona de la reacción española.Fue lugarteniente de José Artigas, el Protector de los Pueblos Libres, cuyo ideario federal compartió, hasta que en 1820 rompe con el líder de la banda oriental, y entra en guerra con él.La trayectoria político-militar de Ramírez se centra en la lucha que emprendió, junto al santafecino Estanislao López, contra el Directorio, con sede en Buenos Aires, cuya caída provoca tras la batalla de Cepeda, en que los federales triunfan sobre los porteños.Los planes del Directorio eran ominosos. La burguesía comercial porteña, que había reemplazado como nueva metrópoli al poder virreinal, haciendo del interior del país su propia colonia, quería imponer una Constitución unitaria y además hacía tratativas para sujetar estos territorios a una monarquía europea.Cuando el interior se enteró de estos planes, rugió de indignación. Los intérpretes del hartazgo de las provincias ante las maquinaciones porteñas, fueron Ramírez y López, quienes decidieron avanzar militarmente sobre Buenos Aires.El mando de las tropas fue confiado a Ramírez, quien en contados minutos se impuso a las fuerzas directoriales en la Cañada de Cepeda, el 1° de febrero de 1820. Esta victoria aventó tanto la Constitución unitaria como los conatos de implantar una nueva monarquía bajo tutela extranjera.Es sabido que nuestra organización federal no ha podido realizarse cabalmente desde el nacimiento mismo de la Patria. Así como ayer la burguesía porteña buscaba pretextos para concentrar las suculentas rentas de la aduana y de los derechos portuario, hoy tenemos un centralismo que se declara federal y que crece munido de una cuantía de rentas fiscal expropiada a las provincias.El legado de Ramírez es un mandato para los entrerrianos que no se resignan al statu quo unitario.
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