LOS DETALLES DEL CASO
El juicio por la muerte de Iván Pérez durará hasta el miércoles: cómo fue la primera audiencia
Este viernes comenzaron a juzgar nuevamente al sargento de la Comisaría Octava, Mauricio Gómez por lo ocurrido en octubre de 2019, cuando el joven de 24 años falleció tras recibir un disparo durante una persecución policial.
Pasadas las 8 y media de este viernes arrancó el segundo juicio por jurados contra el sargento de la Comisaría Octava Mauricio Gómez, quien está acusado de matar a Iván Pérez el 9 de octubre de 2019 durante una persecución en el barrio Molinari.
En la primera de las cuatro audiencias que se llevó a cabo el viernes por la mañana estuvo presente el imputado y también parte de la familia del joven de 24 años fallecido.
Recordemos que en el primer juicio no hubo acuerdo entre los jurados en cuanto a la culpabilidad o inocencia de Gómez, por lo que la causa quedó en stand by hasta la realización de este nuevo juicio.
La familia de la víctima está representada legalmente por el abogado Pablo Di Lolo, la Fiscalía está a cargo de Lisandro Beherán y la defensa del policía la lleva adelante el letrado Alfredo Vitale.
Luego de la de del viernes, restan tres audiencias en el centro de convenciones. Las mismas, se realizarán durante la semana que viene.
El caso
El 9 de octubre de 2019, entre las diez y media y las once de la mañana, vecinos del barrio Molinari de Gualeguaychú reportaron el robo de unas herramientas de un taller mecánico y hasta allí concurrió el Móvil 647 de la Policía de Entre Ríos. Enseguida los oficiales Juan Alberto Zapata y Mauricio Javier Gómez detuvieron a una persona y en otra recorrida divisaron a Iván Pérez, que estaba con unos amigos a unas cuadras.
En el primer juicio, una mujer que había declarado inicialmente bajo reserva de identidad ratificó que unos minutos antes de que cayera muerto en un descampado había visto al joven cirujeando en cercanías del barrio Molinari.
Según la reconstrucción que hizo el Ministerio Público Fiscal, cuando los policías vieron a Iván Pérez iniciaron una persecución. El seguimiento continuó por un callejón hasta que el joven salió a un descampado e intentó atravesarlo en dirección hacia una iglesia evangélica. El relato policial es confuso sobre lo que ocurrió en ese ínterin hasta el desenlace fatal. Gómez dice que Zapata se negó a perseguir al joven a pie porque tenía un problema en la rodilla. Zapata dice que Gómez bajó de la camioneta y salió corriendo detrás del joven.
Cuatro personas vieron el desenlace fatal. Sus testimonios coinciden en que la camioneta conducida por Gómez avanzó por el descampado y en un momento frenó bruscamente, Gómez bajó del vehículo, avanzó unos pasos, extrajo el arma, apuntó y disparó hacia donde corría Iván Pérez, de espaldas a él. En cuanto a Zapata, dicen haberlo visto llegar unos segundos después, a pie.
Los vecinos escucharon el disparo. “Se sintió muy fuerte”, dijo una adolescente que vio la escena desde una ventana en su casa. “Vi un fogonazo y humo blanco”, agregó su madre. El “humo blanco”, emanaba del arma que sostenía Gómez.
El tiro que mató a Iván Pérez ingresó por la nuca, por el lado derecho, de abajo hacia arriba. Las pericias determinaron que fue efectuado a una distancia de entre noventa y cien metros –el casquillo se encontró a noventa y cinco metros del cuerpo– y no había obstáculos que impidieran la visión del policía, ni árboles, ni arbustos, ni yuyos. Una pericia determinó que el arma de Gómez “estaba en estado regular de conservación y era apta para producir el disparo”, los tres dispositivos de seguridad funcionaban correctamente, para accionar el gatillo el policía debió realizar una fuerza de 5,2 kilos de fuerza y se descartó que se hubiera producido algún tipo de rebote del proyectil. Fue un disparo limpio.
En el primer juicio, el fiscal y el abogado que representa a la familia del joven solicitaron que el policía sea condenado. El defensor Alfredo Vitale, en tanto, dijo que el disparo fue “involuntario” (sic) y que Gómez “no tuvo intención ni voluntad de quitarle la vida a Iván Pérez”. En ese juicio, el jurado quedó estancado, es decir, no logró arribar a un veredicto de unanimidad, requisito que marca la norma vigente para dar por resuelta la disputa judicial. Si ese escenario se repitiera en el segundo juicio, el policía saldría absuelto.