EL PIAGGISMO, GOLPEADO
El error evitable de perder confianza en el peor momento
El piaggismo transita su semana con más dolores de cabeza desde que está al frente de la conducción de la ciudad. Errores comunicacionales de su mesa chica, falta de consenso previo para una medida drástica, y una denuncia evitable dejó expuesto al gobierno ante la sociedad, en las horas más críticas de la pandemia.
OPINIÓN - Por Rodrigo Peruzzo Nadie puede discutirle al intendente Martín Piaggio haber construido un gobierno pujante y serio que lo llevó a ser reelecto hace menos de un año con el aval de casi 7 de cada 10 vecinos, pese a las feroces críticas de la oposición en la campaña electoral, que no encontraron su correlato popular en la realidad. Con la intensión de revalidar su movimiento político y catapultarse en un futuro a la provincia, el piaggismo comenzó el 2020 sacando provecho de la mejor temporada de verano de los últimos años. Pero en marzo llegó la pandemia al país, y generó un simbronazo. Piaggio fue de los primeros en cerrar “las fronteras”, con un control en los ingresos que incluso le trajo un inconveniente con Provincia por la medida anticipada. Martín Roberto Piaggio se hizo cargo del Hospital Centenario, lo reacondicionó y rápidamente gestionó el Hotel Embajador para aislar pacientes.
Sería necio no reconocer que el manejo de la pandemia los primeros meses, luego con las progresivas habilitaciones de los sectores productivos y recreativos con sus correspondientes protocolos, fue prácticamente perfecto. Un antes y un después Pero entonces, ¿cuándo se empezó a deshilachar el éxito político sanitario? El relajamiento social no se le puede achacar de ninguna manera al gobierno, pero si se le puede recriminar no definir reglas claras y controlar en consecuencia. Igualmente, el punto de inflexión fue el pésimo manejo de la confirmación del primer fallecido con coronavirus (tres días después que lo informó ElDía con datos brindados por fuentes oficiales). Aquel hecho minó la confianza de los números difundidos por el Hospital Centenario y rompió la comunión de la gente con la palabra santa de los especialistas. Luego, se dispararon los casos y las muertes. Nada sería más injusto y canalla que culpar por ello al Municipio. Pero el error grave y evitable fue cómo obró en consecuencia. Las formas siempre son importantes, siempre. El viernes pasado, siete días después de haber dicho en conferencia de prensa que “dar marcha atrás no era la solución”, el intendente realizó una videoconferencia de una hora, convocando a todas las autoridades de Entre Ríos, en la que tuvo a la ciudadanía pendiente y no realizó ningún anuncio más allá de la ya sabida “circulación comunitaria”. Minutos después, una gacetilla municipal desayunó a todos con que “Piaggio confirmó que Gualeguaychú vuelve a fase 1 de Aislamiento”, sin detallar absolutamente nada. Un papelón comunicacional sin precedentes en la gestión. Las horas posteriores fueron un desconcierto total. Nadie sabía cómo se seguía, ni los propios funcionarios. Recién el sábado a la noche llegó un decreto que confirmó el Aislamiento y las medidas que seguían permitidas, difundido una vez más pésimamente, copiando y pegando consideraciones que hablaban de Ciudad de Buenos Aires y La Matanza, que generaron aún más confusiones. Pese a ello, los vecinos acompañaron la medida de encierro y tanto el domingo como los primeros días de la semana el movimiento en la ciudad fue drásticamente menor al de semanas atrás. La falta de consenso que detonó la bomba El gobierno subestimó el descontento que generó la sorpresiva decisión en el comercio, uno de los pilares económicos más importantes de la ciudad. El intendente no los recibió, delegó una videollamada en otros funcionarios y sin ninguna medida paliativa o indicios de cuánto iba a durar la medida, solo una palmada (virtual) en la espalda de los comerciantes abatidos. Esto generó muchísimo malestar en el sector, que convocó a un bocinazo para hoy a las 11. Y el presidente del Centro de Defensa Comercial e Industrial, Adolfo Solari, fue mucho más allá. Primero advirtió públicamente que el próximo lunes abrirán igual “pase lo que pase”, y luego presentó un habeas corpus ante la Justicia Federal que dejó al descubierto la ausencia de una norma a nivel nacional que les impida trabajar. ¿Pero cómo, y el DNU presidencial? No existió hasta anoche. Recién cinco días después (ayer a la noche) apareció el decreto de Alberto Fernández que estableció que “el departamento de Gualeguaychú se encontrará alcanzado por las disposiciones del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (…) hasta el 30 de agosto”. Otro papelón inusitado para una gestión tan asentada y respaldada, más allá que nadie duda de las buenas intenciones del apresuramiento de la medida sanitaria. Pero por un cúmulo de descuidos en una semana, rifó buena parte de su capital político y justo en el momento epidemiológico más crítico, donde se necesita de un acuerdo profundo entre todos los sectores de la sociedad y la política. “Me gustaría estar invirtiendo mi tiempo en otra cosa”, dijo el intendente en el Juzgado Federal antes de la audiencia, que dejó como saldo la "abstracción" del reclamo de Solari por el DNU a último momento. Queda claro que la pandemia lo tiene tan harto al presidente municipal como a cualquiera, pero en 3 días deberá volver a definir cómo sigue la ciudad, y la gestión de la cuarentena no tiene más margen para nuevos errores no forzados. ESTE CONTENIDO COMPLETO ES SOLO PARA SUSCRIPTORES
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