POR CLAUDINA CORTI
El caso Amarras y el detrás de escena de una campaña "no tan limpia"
El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el caso "Amarras" que rechaza los amparos presentados por el Municipio de Pueblo Belgrano y la Empresa Altos de Unzué por considerarlos "inadmisibles", es definitivo e inapelable.
Por Claudina Corti* Con esta decisión, los condenados deberán cumplir el fallo judicial que dispuso desmantelar las obras que se han realizado hasta el momento y remediar el daño causado. Este no sólo es un triunfo de la comunidad organizada que, desde hace años, viene resistiendo en los territorios, sino que marca un punto de inflexión en la lucha incansable de los pueblos en defensa del bien común. La postura en favor de la naturaleza y de la vida reviste, hoy, un abordaje urgente, y no debería ser sólo “cosa de ambientalistas”. La pandemia de Covid-19, producto de una zoonosis, es el resultado de un modelo de desarrollo al que denominamos extractivista y patriarcal, obediente a las imposiciones de corporaciones multinacionales que detentan el poder económico concentrado y que impulsan proyectos que sólo benefician a una minoría en detrimento del bienestar del pueblo, del ambiente y de la salud de las generaciones venideras. En el caso del barrio náutico Amarras, además, profundizan la desigualdad: un barrio de lujo para un pequeño grupo privilegiado; un capricho de un grupo empresario en connivencia con parte de una clase política que enarbola un proyecto de desarrollo vetusto y “amarrado” a un relato que utiliza como caballito de batalla el fomento de la inversión privada para generar trabajo, venga de donde venga, se trate de lo que se trate. Por lo menos habría que sospechar cuando el discurso de quienes ocupan o aspiran a ocupar cargos en el Estado no puede distinguirse del discurso empresarial que prioriza el interés económico por sobre el interés común, porque ahí es cuando se evidencian las profundas diferencias insalvables de un proyecto y de otro. Hoy, en vísperas de elecciones legislativas, esas miradas se manifiestan y se intensifican. Desde Pueblo General Belgrano, el pueblo en el que el proyecto de un barrio náutico arrasó con los humedales, modificó el cauce del río y destruyó flora y fauna, el actual presidente municipal y defensor acérrimo de Amarras, Mauricio Davico, se presenta como precandidato a diputado en la lista de Juntos encabezada por Rogelio Frigerio. Una lista que sostiene como lema "una campaña limpia". Pero en Pueblo General Belgrano existe, desde hace cuatro décadas, un basural a cielo abierto que contamina el aire, la tierra y las napas de las que su comunidad extrae el agua potable; existen piletones de deshechos cloacales que no cumplen con las normas de salubridad necesarias y que desbordan en terrenos de particulares; existen obras inconclusas en barrios que quedan anegados después de cada lluvia o que derraman sus deshechos a la vía pública por falta de cloacas. Pero lo más grave de todo es que no existe interés, voluntad política ni conciencia para reconocer las graves consecuencias que estas problemáticas tienen para la salud y la vida y actuar en consecuencia. La agenda ambiental, necesaria y urgente, emergente de las luchas de vecinos y vecinas de una y otra orilla del río, no es parte del proyecto de Davico. ¿Qué pueblo queremos? ¿Cómo queremos crecer? ¿Hacia dónde? ¿Seguiremos sosteniendo un modelo de libre mercado y de competencia que es irreconciliable con un modelo nacional, popular e inclusivo en donde el Estado se hace fuerte para intervenir, regular, prevenir y ampliar derechos? Son tiempos de reflexión y de trabajar en pos de comunidades sustentables, respetuosas de sus habitantes, de la naturaleza y de la vida. Hagámoslo posible. *Militante social, activista ambiental y feminista. Concejala por el Frente Creer de Pueblo General Belgrano
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