SALUD Y FEMINISMO
Discapacidad y cuidados: ¿Por qué siempre son las mujeres las encargadas de cuidar?
Es una de las preguntas que María Alfonsina Angelino se hizo antes de escribir el libro “Mujeres intensamente habitadas - Ética del cuidado y discapacidad, 10 años después”, que el viernes fue presentado en Gualeguaychú.
¿Por qué siempre son las mujeres las que cuidan? ¿Qué singularidades presentan las prácticas del cuidado cuando esa experiencia está configurada por la discapacidad? ¿De qué manera es vivida y experimentada la discapacidad como formando parte de la cotidianeidad y de la agenda de responsabilidades “naturalmente asignadas” por ser mujeres y por madres?
Estas son algunos de los interrogantes que la investigadora y docente María Alfonsina Angelino se planteó para escribir el libro “Mujeres intensamente habitadas - Ética del cuidado y discapacidad, 10 años después”, donde nos acerca a las historias de vida de 25 mujeres (para la primera edición fueron 15) que poseen en común el hecho de ser madres de hijos e hijas discapacitados.
La pregunta que guía la investigación nació a partir de una observación nacida en un contexto académico. La autora, que es magister en Trabajo Social, desde el 2004 coordina un Proyecto de Extensión en la Universidad Nacional de Entre Ríos llamado “Estrategias Comunitarias de Abordaje de la Discapacidad”, el cual abarca un “Espacio Interdisciplinario de Acompañamiento y Abordaje de la Discapacidad”.
A dicho espacio acudían personas a realizar consultas para familiares o conocidos con discapacidad y -en la mayoría de los casos- se trataba de mujeres. En este punto, Angelino se preguntaría “¿por qué son siempre mujeres?”.
El viernes pasado, presentó la nueva edición de su trabajo –que contiene 25 relatos de madres de personas con discapacidad, dos de ellas de Gualeguaychú– en el Concejo Deliberante de la ciudad. Sobre la misma dijo que es una investigación en discapacidad, pero también “sobre los debates del feminismo, sobre la ética del cuidado, también lo es indefectiblemente sobre o acerca de los desafíos de una ética de la intervención profesional en el campo de la discapacidad”.
El libro “nos permite pensar la ética del cuidado ante discursos tan atravesados por el odio. Reúne la experiencia en primera persona, pero también esos discursos nos contienen, son experiencias íntimas que nos abren a la pregunta de qué sociedad queremos, quienes entran en esa sociedad y quiénes no; relatos de mujeres que hacen vidas cuidando, no son revoluciones, es cierto.
Pero son vidas que por ellas valen, porque en ese cuidar cotidiano doloroso y agotador transforman a sus hijos en mucho más que los déficits que el saber médico les ha asignado”, dice Angelino en su libro.
En esta línea, en Gualeguaychú, la investigadora hizo hincapié en “las alianzas de cuidados para que, por ejemplo, las familias que tienen hijos adolescentes con discapacidad no sean las únicas responsables por esa vida, sino que los profesionales de la comunidad sientan que tienen responsabilidad, por el cuidado, por el ejercicio de derecho a una vida digna”.
Y “cuando hablo de alianzas, hablo de esto: la discapacidad no es algo individual, es una cuestión social. Y por ser una cuestión social y colectiva nos involucra a todos, tengamos a no a alguien con discapacidad en nuestra familia”.
En esta línea, dijo que hay que “desprivatizar el cuidado en la discapacidad”, correrlo del ámbito privado y doméstico, y dejar de concebirlo como “naturalmente” femenino.