UN REGRESO A LO GRANDE
Después de 15 años, volvieron Los Piojos: la emocionalidad del público fue la clave de uno de los shows más esperados
Ante 50.000 personas en el Estadio Único de La Plata, Los Piojos volvieron a los escenarios, en una noche donde la emocionalidad del público lo fue todo, incluso más que la música. "Soy piojoso hasta que me muera", era uno de los tantos cánticos que demostraron que el público nunca los abandonó.
Después de 15 años, seis meses y 16 días, Los Piojos volvieron a abrazar a su público en el Estadio Único de La Plata en lo que promete ser una larga gira de regreso que ya tiene siete estadios y dos festivales: Cosquín Rock y Quilmes Rock. Fueron dos horas y media de show, que apeló a la nostalgia -con un arranque idéntico al de 2009 al ritmo de Te Diría con la gente al unísono de "una noche como esta, tuya y mía"- pero también a que la noche sea una fiesta.
La emocionalidad lo fue todo y, por momentos, mucho más que la música, en una noche donde más de una lágrima corrió por las mejillas de los viejos piojosos y las sonrisas no cabían en las caras. Familias enteras se congregaron a La Plata, grupos de amigos, viejos y nuevos; más de un viejo piojoso con sus niños para mostrarles lo que es "El Ritual". Había un sueño que acompañaba a los piojosos hace más de 15 años y era que se vuelvan a juntar. No estaban todos los que esperaban arriba del escenario, pero en el público se vivió igualmente una fiesta.
Pasadas las 21.30 se observaba nerviosismo y ansiedad en las caras de los piojosos. A las 21.50, cuando se apagaron las luces y llegó el momento, más de uno se agarraba la cabeza. Y sí, VOLVIERON LOS PIOJOS.
Arrancaron con el sonido de las hélices de un helicóptero, que ni bien terminaron dieron paso al escepcional "Vamos Los Piojos", comenzó a dar vueltas el nuevo logo en la pantalla y se escucharon los primeros acordes de Te Diría, que llegaron directamente al corazón de más de uno que no podía sacarse de la cabeza aquel 2009 en el que se despidieron. El primer tridente fue potente, después de la apertura nostálgica siguieron con Desde lejos no se ve, de Azul (1998), y Babilonia, también de Ay ay ay -que hace apenas cinco días cumplió 20 años de su lanzamiento-.
"¡Buenas noches! ¿Esto está sucediendo?", fue la primera alocución de un Ciro que parecía no poder creerlo y que durante todo el show estaría un poco más callado de lo habitual. Es que sí, hasta ese momento todos estaban aún shockeados de que esté ocurriendo frente a sus ojos la vuelta de Los Piojos. La cuarta canción fue Ay ay ay, homónima del álbum que está celebrando su 20° aniversario, y luego dieron lugar a la primera balada: Todo pasa, de Tercer Arco (1996).
En la noche del regreso, la banda se conformaba por Andrés Ciro Martínez (en voz, guitarra y armónica), junto a los históricos Daniel "Piti" Fernandez (guitarra) y Daniel Buira (batería), parte de los históricos y fundadores de Los Piojos. Pero como ya sabíamos desde el inicio iban a faltar dos pilares: Tavo Kupinski y Micky Rodríguez, que claramente se hicieron sentir en el escenario.
La formación se completaba con los restantes músicos que formaron parate de la banda: Sebastián Roger Cardero, en batería, que coordinó increíble con Dani; en teclados estuvo Chucky de Ipola y en la percusión, Facundo "Changuito" Farías Gómez, mientras que en la guitarra y el bajo se sumaron los sesionistas Juan Manuel Gigena y Luciana Valdés, más conocida como Luli Bass, respectivamente.
En un set list repleto de hits, de esos viejitos que uno espera escuchar en este tipo de shows, siguieron con Buenos tiempos, de Azul (1998), Llevatelo y Tan Solo, ambos de Chac Tu Chac (1992). Este último arrancó con los inconfundibles bises de bajo, esta vez a cargo de Luli Bass, a los que se sumó Ciro con su armónica.
Cerca de las once menos veinte, se escuchaban unos bombos, a cargo del monstruo del Changuito, que anticipaban lo que iba a ser el primer homenaje de la noche, al otro zurdo que faltó en este ritual: Diego Armando Maradona. Ciro arrancó recitando la intro de Maradó con su histórica remera del Mundial '86 y después dio paso a la canción para que explotara el público, con Dalma y Gianina Maradona en medio del campo del Estadio Único.
Sebastián Roger Cardero se sumó para el homenaje a Tavo Kupinski en Sudestada, uno de los momentos más emotivos después del arranque. Ciro, Piti, Dani y hasta Matías Kupinski, hermano del zurdo, cantaron partes de la canción, mientras que de fondo se pisó una pista con la voz del guitarrista cantando en vivo. Aunque el tributo no salió del todo perfecto, ya que la pista de Tavo iba a destiempo con la banda, la gente se desvivió en aplausos al exguitarrista, fallecido el 4 de enero de 2011.
Más allá del homenaje a Tavo, no hubo mención a Micky, aunque sí apareció en los videos previos a Sudestada, que repasaban parte de la historia de la banda y dónde se veían unos jóvenes artistas con vibes noventosas y con melenas más largas, pero inconfundibles.
Los atuendos de cada uno de los integrantes estaba pensado en su propio estilo, pero sin dejar de lado la banda. Ciro salió con una camiseta con el mítico piojo de Ay ay ay y un saco bordó largo con un 87 en la espalda. Piti, en cambio, tenía una campera de cuero, que promediando el show la abandonó. Dani estaba con una camiseta de los Stone, Luli Bass con su pollera y liga, distintivas, mientras que Ábalos tenía una camiseta con el 87. Aunque, para tocar Como Alí salieron todos con la bata verde, insignia del videoclip del hit perteneciente a Máquina de Sangre.
Reggae rojo y negro, de Verdes Paisajes (1999), tuvo a Piti a cargo en la voz, que invitó a Rodrigo Pérez de Los Persas a sumarse a su versión. Mientras que, del último álbum de estudio, Civilización, sólo tuvieron lugar dos éxitos: Bicho de Ciudad, que incluyó un pedido de casamiento en medio del público, y Pacífico, que llena el alma de más de un piojoso, que los lleva con un tatuaje azul en su piel.
Otro de los momentos emotivos fue cuando subió Alejandro Dell'Osa, conocido piojoso que leyó unas palabras en el último ritual, aquel 30 de mayo de 2009. Pasaron muchos años y una pandemia de por medio, "hoy nos llega un llamado de antaño, que nos invita a reencontrarnos con lo que fuimos y aceptar lo que somos. ¿Quién fui hace 30 años atrás en aquél Arpegios? Y hoy comparto el primer ritual de mis hijos. Volvimos, loco. Los Piojos siempre estuvieron y nosotros nunca nos fuimos, acá estamos, celebrando", arrancó.
"Nos deseo un lindo reencuentro, que nos recordemos con una lágrima y con un abrazo, pensando en los que ya no están y son parte de esta historia. Y que le demos la bienvenida a las nuevas generaciones que van a vivir por primera vez un ritual y van a sentir eso que sentimos todos los piojosos. La espera fue larga, pero valió la pena. Nos merecíamos un capítulo más. Soy piojoso hasta que me muera", concluyó en unas palabras en las que también recordó a Tavo y Diego Armando Maradona, y dio la bienvenida a Juan y a Luli a la familia piojosa.
En Verano del '92 subieron todos los hijos de los músicos, que oficiaron de percusión, con Dani marcando los tiempos. El show empezaba a llegar a su fin, Muevelo y El Farolito anticiparon ese momento. Con Finale leyeron banderas, como acostumbraron en todos sus rituales, y cerraron con Cruel y el Himno Nacional Argentino en la armónica de Ciro.
Fuente: Filo.news