CUANDO LA SOLIDARIDAD SE TRANSFORMA EN AMISTAD
Daniel y Felipe: dos amigos unidos para toda la vida por una donación de médula ósea
Hay relaciones de amistad que nacen de forma atípica, inusual e inclusive insólita. Esto podría encajar el caso de Daniel Avilés y Felipe, un niño de 7 años que cuando era solo un bebé recibió una donación de médula ósea por parte del primer gualeguaychuense en hacer este acto de solidaridad. Esto selló entre ellos una amistad que desconoce de distancia y edad, a tal punto de que festejarán juntos el quinto aniversario para honrar el día que los hizo amigos para siempre.
Según la Real Academia Española, la palabra “Amistad” significa “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. Lo cierto es que no se pueden encontrar mejores términos para definir esta historia.
Hace 8 años, Daniel Avilés se encontraba en Paraná porque su hijo menor debía ser operado de una hernia. Como parte de los requisitos para hacer la intervención médica, se requerían donantes de sangre y el gualeguaychuense no dudó en hacerlo por su hijo.
Antes de someterse a la extracción de sangre, le consultaron si quería ser donante de médula ósea. En ese momento, Daniel no sabía con exactitud que implicaba y en un acto de humildad y grandeza respondió que sí. Lo que no se imaginaba era que tres años después de que pronunciara esa afirmación debería cumplir con el compromiso asumido: “Pensé que nunca me iban a llamar”, admitió en una entrevista exclusiva con Ahora ElDía 5 años después de haber realizado el enorme acto de solidaridad.
Daniel recibió un llamado muy particular en 2019. Era su hermana, quien le informó que el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) estaba intentando comunicarse con él.
“Al principio dudé porque no sabía si era verdad, pensé que se trataba de una estafa. Después me llamaron devuelta y dije que sí. Pensé que tal vez en algún momento podría ser yo el que podía necesitar algo; o lo que es peor, podría ser un hijo mío el que lo necesitase. Tuve conocidos míos que tuvieron leucemia y fallecieron porque no tenían donantes”, contó Avilés sobre los motivos por los cuales aceptó donar.
A partir de la confirmación, Daniel tuvo que seguir una serie de pasos previos al proceso de trasplante. Primero le pidieron nuevas muestras de sangre que se hizo en el Banco de Sangre del Hospital Centenario y que luego fueron enviadas a Estados Unidos para reafirmar la compatibilidad.
Cuando hubo luz verde para seguir con el resto de los procedimientos, el gualeguaychuense debió viajar a Buenos Aires, en donde por primera vez se hospedó en un hotel, para someterse a más estudios médicos.
“Me pagaron los pasajes y el hotel. Había ido a Buenos Aires en otras ocasiones para comprar ropa, pero nunca me había alojado en un hotel. Me hicieron pruebas de dengue, HIV, ecografías y radiografías. Nunca me había hecho un estudio tan completo, y afortunadamente salió todo bien. Esto llevó como un día y medio y lo hicieron para comprobar que estuviera sano y que no le fuera a contagiar nada al chico. A los dos meses me llamaron que estaba todo bien y me dieron una fecha para la donación, que se suspendió tres veces porque el nene tenía problemas respiratorios y no podía ser trasplantado”, relató sobre esta experiencia que, en este punto de la historia, todavía no tenía nombres propios y no había existido ningún contacto. Eran simplemente un donante y un nene que necesitaba de ese trasplante. Pero nada más. Nada de amigos todavía.
El inicio de una amistad para toda la vida
Muy pocas veces recordamos cuándo empezamos a ser amigo de alguien, pero no es el caso de este dúo: Daniel y Felipe (y toda la familia del niño) comenzaron esta relación de amistad el 19 de julio de 2019, fecha en la que se dio el tan esperado trasplante. En ese tiempo, Daniel tenía 40 años; y Felipe, 2 años.
El día anterior a la intervención, Avilés trabajó en la construcción, terminó sus labores de albañilería a las 14 horas y a las 16 estaba tomando el micro que lo llevaría a Buenos Aires, donde se realizó la donación.
El 19 de julio, Daniel ingresó a las 6 de la mañana al Hospital Alemán para comenzar con la extracción y, al mediodía ya pudo salir del centro médico e ir a comer. A las 18 ya estaba en Retiro esperando su micro de regreso a Gualeguaychú, momento en el cual desde el Incucai se comunicaron con él para decirle que el niño ya había recibido el trasplante. Al otro día, el albañil fue a trabajar como todos los días y no le dio tanta importancia a lo que había hecho.
Cinco años después, el padre de Felipe, le contaría al donante de su hijo que ese 19 de julio cuando se encontraba en el ascensor del Hospital Alemán, se cruzó con el enfermero que transportaba los sachets para el trasplante y pensó “Esto es para mí nene” y sintió que se estaba produciendo el milagro.
Cuando Daniel conoce a Felipe
Un año después de que se hiciera la donación, el Incucai liberó los datos del donante a la familia de Felipe. Sin embargo, no ocurre lo mismo con quien dona.
No obstante, recién dos años después los padres del niño decidieron contactarse con Daniel: “Empezamos a mandarnos mensajes, nos enviábamos algunas fotos y hacíamos videollamadas, pero recién en abril de este año cuando fuimos a Buenos Aires nos conocimos cara a cara”, manifestó Avilés.
En esa ocasión, Daniel había viajado a la casa de su pareja, Sonia, quien vive entre Buenos Aires y Gualeguaychú, para realizar algunas refacciones del lugar. De hecho, fue idea de ella mandar el mensaje para encontrarse con la familia de Felipe.
“Ya habíamos hecho otro intento en diciembre, pero ellos estaban de viaje. Sin embargo, en esta ocasión sentimos que era el momento: les mandamos un mensaje, dijeron que sí y nos encontramos en el shopping Unicenter”, relató Sonia.
Luego de hacer tiempo comprando algunas cosas, Daniel y Sonia fueron al encuentro de Felipe y sus padres.
“La conexión entre Daniel y Felipe fue inmediata, cuando fuimos a comer al patio de comidas enseguida se pusieron a hablar. Para los papás del nene era un sueño conocer al donante de su hijo. Contaron como fue todo el proceso que tuvieron que atravesar, que Felipe fue diagnosticado a los 9 meses de vida cuando empezó con una fiebre muy alta y con un resfrío que no se iba nunca. Fue ahí que empezó el calvario. Se vio cual era el mejor tratamiento y después comenzó con la quimio. Fue una charla de amigos, como si nos conociéramos de hace años”, detalló la pareja de Avilés sobre el encuentro.
Como el 19 de julio se cumplió 5 años desde la donación, y el 20 se celebra el Día del Amigo, la familia de Felipe organizó un asado para festejar esta fecha, la cual consideran como un segundo cumpleaños del niño, e invitaron –con pasajes incluidos– a Daniel y a Sonia.
“Ellos quieren que toda su familia me conozca, van a estar los abuelos, los tíos, los primos, todos. Algo muy loco que me preguntan todos es qué sentí y uno sabe que ayudó a salvar una vida, pero como no tenía contacto, no sabía quién era y no lo dimensionaba. Pero después, cuando lo conocí, fue muy fuerte, es una amistad de por vida”, declaró el donante.
Lo cierto es que lo que empezó siendo un “si” despreocupado por parte de Daniel hace ocho años cuando le preguntaron si quería ser donante terminó en un capítulo bisagra para la vida de él, pero también de Felipe. La donación no sólo terminó siendo un acto de amor y altruismo enorme, digno de ejemplo e imitación, sino que además, literalmente, salvó la vida a una persona, en este caso un niño 35 años menor que él y que ahora tiene toda una vida por delante gracias al gesto de este nuevo amigo.
¿Qué es una donación de médula ósea?
Es un procedimiento quirúrgico que se realiza en un hospital para extraer células madre de la médula ósea y utilizarlas en pacientes que no pueden producir los componentes de la sangre.
La donación de médula ósea puede realizarse de dos maneras:
Extracción de médula líquida: Los médicos utilizan agujas para extraer médula líquida de la parte posterior del hueso de la pelvis, mientras el donante está bajo anestesia general.
Recolección de células madre de la sangre periférica: El donante recibe inyecciones durante 5 días para ayudar a las células madre a trasladarse de la médula ósea a la sangre. Luego, la sangre se extrae del donante a través de una vía intravenosa (IV) y se separa en una máquina para retirar la parte de los glóbulos blancos que contiene células madre. Los glóbulos rojos se devuelven al donante a través de otra vía intravenosa. (Este fue el método que se utilizó en el caso de Daniel y Felipe)
Para inscribirte como donante, puedes hacerlo en el Servicio de Hemoterapia mediante el acto de donar sangre. Los requisitos para ser donante son tener entre 18 y 40 años, pesar más de 50 kg y encontrarse en buen estado de salud