DIÁLOGO CON EL INVESTIGADOR GUALEGUAYCHUENSE
Daniel Barrios: “Con los insectos deberíamos ser más humildes”
Lleva 40 años de investigación concienzuda sobre mariposas, hormigas, abejas, escarabajos y demás. Ha construido un patrimonio entomológico regional inestimable, que pronto podrá ser contemplado en una sala especial del Museo de Ciencias Naturales “Manuel Almeida”.
Profesor en Geografía y Ciencias Biológicas, Daniel Barrios es conocido en la ciudad por sus estudios sobre los insectos. Ha difundido su trabajo a través de escritos y talleres. Pero también a través de exposiciones en la que sobresalen sus clásicas colecciones de mariposas.
Ahora ElDía ha querido saber su actividad, ahora que se jubiló de la docencia. Y la noticia que nos da es que pronto habrá un sitio especial donde se expondrá parte del rico patrimonio entomológico que ha construido a lo largo de su vida con pasión científica.
En este diálogo, Daniel Barrios nos cuenta también cómo nació su amor por los insectos, la influencia que tuvieron sus maestros. Y sus proyectos en relación con el conocimiento de estos animalitos a los cuales, según él, les debemos como humanos más de lo que imaginamos.
¿Qué son los insectos?
Son animales invertebrados porque no tienen esqueleto. Y dentro del reino animal pertenecen a un enorme grupo que son los artrópodos, caracterizados por tener las partes del cuerpo articuladas, además de las patas a las que hace referencia el término. Dentro de los artrópodos hay otros grupos. Por ejemplos los crustáceos, donde están cangrejos, langostas, bichos bolita, entre otros. Pero la clase de los insectos es la dominante porque es la más abundante, no sólo en cantidad de individuos sino también de especies.
¿Cuántos insectos existen según la entomología?
Hay estimaciones. En libros y páginas de Internet figura que se han catalogado más de 1 millón de especies. Pero los taxónomos, que son biólogos especializados en identificar y nombrar los seres vivos, creen que faltan descubrir muchos más insectos y aquí las cifras son variadas. Algunos piensan que son 10 millones y otros hablan de 100 millones. Esto es imposible saberlo. Pero lo cierto es que permanentemente se están descubriendo nuevos insectos.
¿Cuál es el origen de su pasión por estos animales?
Yo crecí cerca de la estación del ferrocarril, que en aquel entonces era una zona periférica de la ciudad, donde la urbanización no había avanzado tanto. Recuerdo que, con mis amigos de la infancia, en nuestros ratos de ocio observábamos y juntábamos escarabajos, como los “toritos”. Ahí había una incipiente curiosidad por estos pequeños seres. Aunque creo que la fascinación empezó en el jardín de mi casa, cuando veía llegar las mariposas amarillas y negras, científicamente conocidas como papilios. La escuela después reforzó este interés. En 5º grado tuve una maestra (se llamaba Zulma), que durante la hora de ciencias naturales nos estimuló mucho. Un día nos sorprendió trayendo al aula una caja con gusanos de seda que, después de dar la clase teórica, nos entregó para que investigáramos por nuestra cuenta sobre el ciclo de la mariposa. En perspectiva, valoro a mi recordada maestra porque nos incentivó a observar y estimuló mi interés por los insectos. Pensemos que en ese entonces no existían los recursos didácticos que existen hoy. Cuando cursé el 2º año de mi profesorado tuve una profesora, Inés Heller de Grané, que me marcó mucho. Era profesora de Invertebrados y Laboratorio. Las actividades en laboratorio me encantaban. Y sobre todo cuando vimos la unidad sobre los artrópodos. Yo entonces esquematizaba y dibujaba muy bien, algo que la profesora advirtió. Un día llevó a clase sus libros “Recuerdos Entomológicos”, del célebre entomólogo Jean Henri Fabre y me los ofreció para que los leyera, porque vio el interés que yo tenía sobre el tema. Le llamaban el entomólogo-poeta porque hacía literatura con contenido científico. El contacto con esta obra influyó mucho en mi vocación.
La actividad entomológica
Usted ya se ha jubilado de la docencia pero sigue activo en la investigación y la difusión entomológica. ¿Qué cosas está haciendo y qué planes tiene?
Sigo haciendo trabajo de campo. Haciendo observaciones, clasificando material, aunque me dedico más a algunos grupos taxonómicos. Por ejemplo, los dípteros, que abarcan moscas, mosquitos, tábanos. También los ortópteros, como tucuras, langostas, grillos. Sigo clasificando mariposas, escarabajos, avispas, abejas y otros tipos de insectos. Hay grupos de insectos que son prácticamente desconocidos, entre los que hay algunos tan pequeños que son imperceptibles a simple vista. Desde hace varios años también hago fotografía. Poseo hoy un banco de fotos muy grande de insectos de la región, además de plantas y hongos. Imágenes tomadas de la naturaleza, por supuesto. Debo decir que llevo más de 40 años estudiando los insectos. Y escribo mucho sobre todo esto. En algún tiempo, en la Página del Domingo del diario El Argentino, escribí artículos. El espacio se titulaba “Notas entomológicas”. A esos artículos les daba un enfoque ecológico. Me gusta vincular el animal con su medio y la importancia que tiene para el mantenimiento del equilibrio ecológico. En la zona he catalogado más de 3.000 especies. Mi trabajo, es decir lo que he estudiado, se apoya en material documentado a partir de lo recolectado en el terreno, en el estudio permanente, en el registro fotográfico y lo que escribo. Algo de este material ya ha salido a la luz, a través de exposiciones, charlas y talleres…
El último tiempo ha hecho algunos talleres para el público. Y tenemos entendido que se ha vinculado con el Museo de Ciencias Naturales y Arqueología “Profesor Manuel Almeida” y la Fundación Félix de Azara…
Es así. La familia Powell, de la reserva “Senderos del Monte”, me invitó para dar algunas charlas. El último taller que di fue sobre “Jardines que atraen mariposas”, esa temática despertó el interés de un público variado porque apuntaba a generar en el patio, la terraza o el balcón de la casa propia jardines que sean más receptivos para las mariposas en particular, pero también para otros insectos y las aves, entre ellas colibríes, a partir del cultivo de plantas herbáceas, arbustivas e incluso arbóreas y armonizando las especies tradicionales con ciertas nativas. Es decir, se trata de generar un micro-ecosistema para que se instalen estos seres maravillosos, pero además es una forma de contribuir a su conservación. A partir de esas charlas, surgió hace ya dos años una invitación del Museo Almeida, al cual presté parte de mi colección para exponerla. Y al parecer interesó mucho a los alumnos que concurren al museo y al público general. A partir de ahí nació una relación muy buena con esta institución y por su intermedio con la Fundación Azara, que me invitó a participar de sus actividades como naturalista, en proyectos que a mí me entusiasman mucho. Uno de ellos consiste en abrir una sala en el museo destinada a los insectos, en la cual se expondrá mi colección de insectos y en la que se abordarán temáticas tales como la polinización, sus adaptaciones al medio, el rol de algunos como vectores en la transmisión de enfermedades y de la mayoría de ellos en el mantenimiento de nuestro condicionamiento de vida… entre otras. Ahora estamos trabajando en esto.
¿Por qué cree que los humanos tenemos tanta aprensión hacia los insectos, algo que se ha intensificado con la expansión de infecciones como el dengue, transmitida por la picadura del mosquito Aedes Aegypti?
Es cierto, hay especies que producen miedo o repulsión (cucarachas, vinchucas, mosquitos, moscas y hasta los propios escarabajos y mariposas nocturnas). Pero en general eso es por desconocimiento. Se ignoran muchas cosas acerca de los insectos. Por ejemplo: que la gran mayoría de los frutos y las hortalizas que forman parte de nuestra dieta no serían posibles sin la polinización que estos realizan. Otros son importantes porque comen cadáveres o los excrementos de los animales, lo cual es fundamental para la sanidad del ecosistema. Para hablar de la importancia de los insectos también vale dar otros ejemplos. Hubo un año en que cayó dramáticamente la producción de cítricos en Entre Ríos. Eso coincidió con el auge del cultivo de soja. Pues bien, la destrucción del hábitat debido a la expansión de ese monocultivo afectó la polinización de los cítricos debido a la drástica mortandad de abejas afectadas por los agroquímicos asociados. En realidad, todos los insectos tienen un papel fundamental en el ciclo de la vida. Por ejemplo, los escarabajos remueven mucha tierra, y ese proceso es fundamental para tener suelos sanos, aireados y ricos en nutrientes. Pero también los insectos son eslabones importantes en la cadena alimenticia. Por ejemplo, hay infinidad de aves que son insectívoras, es decir que se alimentan de insectos… entre otros animales.
Las amenazas a una especie más antigua que el hombre
¿Cuáles son, sumariamente, los factores que amenazan la vida de los insectos?
Básicamente, la reducción del hábitat, que desencadena una infinidad de efectos. Ya di el ejemplo de las abejas. Pero también está la expansión de la ecúmene humana. Es decir, la creciente urbanización (…) El otro gran problema es el cambio climático a nivel global, que provoca alteraciones en los promedios térmicos anuales, la insolación y en los niveles de humedad. Todo lo cual trastoca el ciclo que tienen las plantas. Se ha perdido regularidad en la naturaleza. Y esto desencadena una serie de sucesos en el ciclo de vida de los demás eslabones. Pensemos que el reloj biológico de estos animales está regulado por ese condicionamiento ambiental.
¿Qué nos pueden enseñar los insectos, si tuviésemos la paciencia de detenernos a contemplarlos?
Es una pregunta que dispara muchas reflexiones. Diría que, si bien algunos insectos podrían parecernos repulsivos, a pesar de ello si nos fijamos bien veremos que cumplen una función fundamental. En líneas generales es mucho lo que aportan los insectos, incluso para la vida de los seres humanos. Está claro que a la variedad de funciones que realizan además aportan belleza estética a los ecosistemas. Creo que frente a los insectos deberíamos ser más humildes, no sólo porque son imprescindibles, sino que son muy antiguos. Estos pequeños animales habitan la Tierra desde hace 480 millones de años y han sobrevivido a grandes extinciones. Creo que son razones de sobra para ofrecerles nuestro más sentido respeto.