REDES SOCIALES Y DESINFORMACIÓN
Crecen las consultas por el mal uso de productos cosméticos en niñas de Gualeguaychú
Tienen entre 8 y 12 años y se trata de un fenómeno que comenzó en la pandemia con la sobreexposición de las menores a reels y videos de TikTok, donde influencers mostraban su rutina de cuidado. La asistencia a los consultorios dermatológicos por lesiones en la piel producto de técnicas de skincare se recrudeció este último año.
La Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) lanzó un comunicado en el que llamó la atención sobre el “uso de cosméticos innecesarios entre preadolescentes”, influenciado por vídeos en Redes Sociales cuyo único fin es comercial.
El texto difundido por la entidad señala que “observamos en forma creciente, que las redes sociales impulsan a ‘influencers’ de la Generación Alfa (menores de 13 años), a dar consejos sobre el inicio precoz de una ‘rutina’ de cuidado de la piel. Lo que puede parecer obvio para un adulto, que es el evidente interés de comercializar determinado producto a través de sus ‘videos instructivos’, resulta abrumador o confuso para las niñas. Ellos resultan vulnerables, tanto mediante una vistosa presentación: empaques coloridos y brillantes con dibujitos divertidos y denominaciones amistosas (Besties,’mejor amiga’); como de lo que han visto u oído de sus amigos y del interés en compartir experiencias para ‘encajar’ y evitar la frustración”.
Al respecto, María José Pelli, dermatóloga de la SAD, explicó a Ahora ElDía que “este es un fenómeno que comenzó en la pandemia con el fenómeno de skincare (rutinas de cuidado de la piel), momento en el que aumentaron mucho las influencers y la circulación de los videos de TikTok en los que se recomiendan rutinas cosméticas para niñas y adolescentes, entonces, la industria cosmética empezó a ofrecer productos para esta franja etaria”.
Este bombardeo de información que instaló una nuevo estadio “necesario” para ser bella, derivó, en algunos casos, en un trastorno denominado cosmeticorexia, que refiere al uso compulsivo de productos cosméticos en pos de un determinado estereotipo de belleza en el cual la piel perfecta es eje principal y que está acompañado con un deformación de la propia percepción del cuerpo.
“Las personas que más sufren de cosmeticorexia son mujeres de la franja etaria de 8 a 12 años, son niñas que se levantan una hora antes para hacer su rutina de skincare, y tienen más productos que sus mamás que pueden tener entre 40 y 50 años”, advirtió la profesional.
En el consultorio, Pelli contó que se ven dos tipos de problemas: “Las lesiones en la piel que es lo que observamos las dermatólogas, chicas que tienen acné cosmético, dermatitis atópica o alergias en pieles más sensibles que están expuestas a un montón de productos; y después, está la dermatitis irritativa, pieles normales que reciben tratamientos que no necesitan o que no son adecuados para ellas. Los tratamientos que hay tienen que ver con productos caseros y cosméticos de baja calidad, comprados hasta en un supermercado, como aquellos que no son adecuados para la edad. Pero, después, están los problemas generales en la salud de una nena que está buscando tratamientos para un objetivo de belleza que realmente no necesita, entonces es la puerta de entrada a problemas que pueden ser serios en la adolescencia o más allá, como la dismorfofobia, que son alteraciones en cómo se percibe el cuerpo, situaciones de ansiedad, angustia y depresión porque quieren alcanzar una belleza que es ficticia, ya que todo lo que se muestra en redes tiene mucho filtro, son fotos que están manipuladas, o son estándares de belleza que cambian constantemente”.
En el plano local, las dermatólogas Maricel Pérez y Flavia Melchiori coincidieron que, a partir de la pandemia, comenzaron a ver lesiones en la piel en niñas por el inadecuado uso de productos cosméticos en Gualeguaychú.
“Cada vez veo más este tipo de casos, niñas de 8 a 12 años que buscan usar las cremas y maquillajes que se ponen los adultos. De hecho, hay muchos productos como los antiages, que son totalmente incorrectos para la piel de una nena. Nos preocupa a nivel psiquiátrico y médico que menores de 9 estén preocupadas por envejecer o que tienen apenas una manchita y les parece un mundo”, expresó Pérez e hizo hincapié necesidad de distinguir entre el entretenimiento y cuando algo se torna más serio: “No prohíbo el juego con los maquillajes aptos para menores, pero está en los adultos observar cuando eso se convierte en otro tema; por eso, tenemos que empezar a reflexionar sobre esta problemática porque también estamos inmersos en ese perfeccionismo. Los grandes somos la imagen de los chicos, no les saquemos la infancia”.
La profesional señaló que lo único que necesitan las infancias para cuidar su piel es una limpieza con agua y jabón y protección solar. Y al igual que Pelli, advirtió que detrás del consumo de productos cosméticos siempre hay un adulto que lo financia y Redes Sociales que difunden mala información.
Por su parte, Flavia Melchiori manifestó: “Llegan al consultorio consultas de nenas con sus madres para iniciar la compra de cosméticos o para evaluar si está bien los que ya están utilizando. Como profesional, creo que es un trastorno con tendencia a incrementarse ya que las Redes Sociales muestran continuamente rostros perfectos con filtros y famosos que realizan sus rutinas de skincare y promocionan productos con los ‘antes y después’ de incorporarlos”.
El impacto de los estereotipos de belleza
La psicóloga María Elisa Benetti se refirió a la cosmeticorexia y diferenció entre lo que parece ser una tendencia impulsada por Redes Sociales y lo que supone un trastorno de estas características: “Es un trastorno de salud mental caracterizado por una compulsión de utilizar, consumir y tener productos cosméticos que va acompañado de una distrofia corporal, similar a lo que sucede en los trastornos alimenticios, donde menores imperfecciones de la piel se pueden percibir como algo monstruoso e intolerable. Por otro lado, tenemos algo mucho más general y habitual que es una creciente preocupación o interés en niñas por el cuidado de su piel y la creencia de que deben recurrir a productos cosméticos que no son los indicados para su edad y para su piel, favorecido por la existencia de estereotipos y de demandas culturales y sociales acerca de la belleza. Esto recae sobre una enorme parte de nuestras infancias y pubertades y adolescencias, pero eso no significa que todas las que consumen Redes Sociales estén interesadas por estas cuestiones y vayan a tener este trastorno”.
Según Benetti, las personas con mayor probabilidad a padecer un trastorno son aquellas en “donde el contexto adulto, el papel de las personas que cuidan y acompañan facilitan un creciente o único interés acerca de esta cuestión”.
Además, la psicóloga aseguró que “en un contexto social donde hay muchísimos niños que se van a dormir con hambre, este tipo de trastornos que tienen que ver con los excesos de consumo y de mercado son también una forma de evadir la realidad por parte de otros actores sociales que sí pueden evadirla, que nos distrae de otras cuestiones urgentes a los adultos, y a ellos también, y que son formas de escape e indicadores de otros sufrimientos y necesidades que subyacen”.
Sobre el abordaje adecuado para este padecimiento, la especialista afirmó que primero debe crearse un vínculo de confianza con la paciente, en el que no se sienta juzgada y poner en juego diferentes percepciones y pensamientos: “Hay cuestiones de mucha exigencia y presión social, en general, entonces se trabaja la diferenciación entre lo que quieren los demás y lo que quiere la persona. También, se abordan cuestiones singulares del paciente y de su propia historia que hacen al entramado de representaciones que generan este sufrimiento psíquico. Desde mi enfoque, siempre que trabajo con niños y adolescentes, lo hago en articulación con el contexto vincular, la familia o de ser necesario, la escuela y grupos de amistades, que son los que más incidencia tienen en la salud mental”.