ACORDÓ CON LA FISCALÍA
Condenaron a un enfermero por vender drogas en un hospital entrerriano
Acordó seis años de prisión por la actividad ilícita que desarrollaba en inmediaciones del nosocomio. Comerciaba cocaína y marihuana.
La primera condena por narcomenudeo en Feliciano fue a un enfermero del hospital local, que vendía drogas en su domicilio y también atendía a sus clientes en el nosocomio. Esteban Joel Pérez acordó, en un juicio abreviado, cumplir seis años de prisión efectiva por la actividad delictiva que desplegaba en la localidad del norte entrerriano. El delito fue considerado agravado por haberse cometido en inmediaciones de un centro asistencial. La causa se inició a partir de un estado de sospecha que motivó la apertura del legajo de investigación en la Unidad Fiscal de Feliciano, a cargo de Ricardo Temporetti. La Delegacía de Toxicología de la Jefatura Departamental desplegó una serie de tareas de vigilancia y seguimiento de hombre señalado por vender drogas en la ciudad. Se registraron, en esas actividades, filmaciones y fotos de todos los movimientos desarrollados por el enfermero, quien era visto atendiendo a personas y realizando pasamanos de bochitas de sustancias estupefacientes a cambio de dinero. Además, llamó la atención de los investigadores que el enfermero, durante sus horas de trabajo en el turno que le tocara en el hospital General Francisco Ramírez, no dejaba de lado la venta de drogas. En las observaciones efectuadas en el lugar, pudieron constatar y registrar cómo el hombre recibía clientes que pasaban por el nosocomio, tras pactar los encuentros por teléfono, y él salía a la puerta o en las cercanías del mismo a atenderlos. El período en que se demostró la actividad delictiva fue entre el 1 de abril y el 26 de mayo de este año. Con la suficiente información reunida para consolidar las sospechas, se solicitaron órdenes de allanamientos que fueron autorizadas y los procedimientos se efectuaron el 26 de mayo. El operativo para detener a Pérez debió ser antes de lo previsto, porque con motivo de una fiesta en la ciudad, la casa del sospechoso se llenó de clientes que iban a comprar cocaína y marihuana. En el domicilio del enfermero secuestraron algo de droga (marihuana y cocaína) y el celular del acusado, que fue parte fundamental de las evidencias que sustentaron la imputación. En las pericias al aparato telefónico, se encontraron numerosos mensajes de Whatsapp por demás elocuentes acerca de la actividad comercial ilícita. Pero también hubo testimonios que fueron incorporados a la causa, de consumidores que declararon que le compraban a Pérez frecuentemente, tanto en el domicilio particular como en las cercanías del hospital. Atento a la cantidad de pruebas que tenía en su contra, el enfermero prefirió acordar una pena con la Fiscalía, en vez de arriesgarse a una pena más alta en un debate donde tenía las de perder.
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