VÍA CRUCIS
Con una asistencia multitudinaria, se representó la Pasión de Cristo junto al río
A través de una puesta en escena que combinó dramatización, música en vivo y la participación activa de la comunidad, cientos de gualeguaychuenses pudieron revivir los momentos más significativos de la Pasión y Crucifixión de Cristo.
El Vía Crucis constituye uno de los momentos centrales de la Semana Santa, ya que en él se rememoran las distintas instancias de la Pasión y Crucifixión de Cristo. Tradicionalmente, cada Viernes Santo, las comunidades cristianas de Gualeguaychú recorren las calles de la ciudad –por lo general, los alrededores de sus templos- deteniéndose por tramos a leer la Palabra que narra una parte del camino a la cruz, las denominadas “estaciones”.
Este año, a la par de las ceremonias de Vía Crucis realizadas por cada parroquia católica a lo largo del día, las diferentes iglesias cristianas de Gualeguaychú llevaron a cabo una representación actuada y musicalizada de la pasión de Cristo. El evento, abierto a todo público, tuvo lugar en la zona portuaria, en la ancha calle que recorre desde los Galpones del Puerto hasta la Costanera Sur, delimitada por el río, a un lado, y por un predio con espacios verdes al otro.
El espectáculo contó con una asistencia multitudinaria. De pie, en reposeras o ubicados en las dos gradas que se instalaron de espaldas al río, los cientos de vecinos que asistieron al evento siguieron de cerca la representación dramática de los últimos momentos de la vida de Cristo, que comenzó minutos antes de las 19.30, horario en el que estaba estipulado su inicio. Cada una de las escenas estuvo acompañada por la lectura del versículo correspondiente de la Biblia y musicalizado por una banda en vivo y un coro integrado por alrededor de veinte personas. A su vez, en diferentes momentos, quienes leían la Palabra y relataban la historia realizaban una reflexión u oración alusiva de la que hacían partícipes a todos los presentes.
La primera escena representada fue la entrada de Jesús a Jerusalén a lomos de burro, con el pueblo recibiéndolo. Le siguió el momento del lavado de pies y de la Última Cena junto a sus apóstoles. Luego, la oración en Getsemaní, el Monte de los Olivos, y su siguiente detención por parte de las autoridades romanas. Al momento en que Jesús fue llevado ante Poncio Pilatos, los actores que interpretaban al pueblo judío aparecieron entre el público. Allí se hizo uso de uno de los dos escenarios montados de espaldas a los Galpones del Puerto. Otras escenas, en cambio, se representaron en la calle o en el terreno elevado frente al río.
El camino de Cristo cargado con la cruz recorrió el amplio escenario de la calle, por lo que muchas personas pudieron ver la escena de cerca. Pero, además, para quienes estaban en lugares más alejados, se dispuso una pantalla gigante en la que se transmitía en vivo la escena actuada. El momento que captó los ojos y la emoción del público fue la crucifixión, para la cual el actor que interpretó a Jesús fue atado a la cruz con telas en sus brazos y un soporte para apoyar sus pies. El juego de luces acompañó la puesta en escena, que se veía a su vez complementada por telas con ilustraciones que situaban al espectador en cada parte de la historia.
Este Vía Crucis fue una iniciativa distinta para la ciudad y contó con una gran recepción por parte del público. Con una amplia convocatoria, el evento no solo permitió a los fieles vivir una experiencia religiosa profunda, sino que también ofreció una forma de reflexión compartida en un espacio público. La cuidadosa organización, la disposición de los escenarios y la proyección en pantalla gigante contribuyeron a que todos los presentes pudieran seguir de cerca cada escena.