OCTUBRE ROSA
Día de la Lucha contra el Cáncer de Mama: la historia de la mujer que desafió la enfermedad mientras esperaba a su bebé
Su vida dio un vuelco inesperado cuando, embarazada de su quinto hijo, le diagnosticaron cáncer de mama. Ante la noticia, aparecieron el miedo y la incertidumbre, pero también su fortaleza para luchar por su bebé y por su vida. Con su familia como pilar, enfrentó un tratamiento a contrarreloj que incluyó operaciones y quimioterapia durante su embarazo. Hoy celebra la vida y la salud junto a Vicente, su hijo, quien acaba de cumplir su primer año.
El amor de una madre tiene una forma particular de desafiar los límites, incluso cuando la vida se enfrenta a lo impredecible. Carolina, hoy con 43 años, tuvo que enfrentar una de las pruebas más duras de su vida: un diagnóstico de cáncer de mama mientras estaba embarazada de su quinto hijo. La noticia fue devastadora, pero ella decidió seguir adelante, aferrándose a la vida de su bebé y a su fe inquebrantable. En medio de tratamientos agresivos, operaciones y el miedo constante, su historia es un testimonio de valentía y resiliencia, no sólo por sobrevivir, sino por luchar por dos vidas al mismo tiempo.
“Tenés que hacer todo muy rápido”, le dijeron a Carolina cuando le confirmaron que tenía cáncer de mama, y a su vez estaba embarazada. Es que según le explicaron los médicos, la cantidad de hormonas que se multiplican por la gestación también “alimentaban” al cáncer, por lo que esperar nueve meses para comenzar con los tratamientos y la operación no era una opción, ya que no sobreviviría.
Todo comenzó con un dolor: “No podía dormir, sentí un dolor en la mama derecha, como que se me incrustaba algo en las costillas. Ese mismo mes no me vino el período, me hago un test y me entero que estaba embarazada, así que fui a la ginecóloga”, comenzó su relato Carolina.
“Mi mamá, que había tenido cáncer de mama, un día me dijo: ‘veni tocá, así sabés cómo es’. Asi que, antes de ir a verme, me palpé el pecho y sentí algo raro. Fui a la ginecóloga, me confirmó el embarazo, me revisó la mama y me mandó a hacerte una ecografía urgente. Cuando me la hizo el médico no me decía nada. Le pregunté: ¿es grave doctor? Y me dijo que tenía deforme y se veía una sombra, que lo más probable era que sea maligno. Los resultados dieron que, efectivamente, era cáncer”, contó la gualeguaychuense acerca de la confirmación de la noticia.
Aunque era algo que Carolina esperaba, porque sufrió la muerte de su mamá por esta enfermedad, lo cual hizo que siempre esté alerta, nunca imaginó que le iba a tocar mientras cursaba su embarazo, una situación que complejizaba todo.
“Por el embarazo, era una bomba de hormonas y el cáncer se alimenta de ellas, entonces me dijeron ‘tenés que hacer todo muy rápido’… Fui a ver al oncólogo Franco Ramello y me hizo todos los estudios. Lo primero que le dije es que no iba a abortar, así que, si no me podía hacer nada hasta que nazca el bebé, no me iba a hacer nada. Todos me decían que estaba loca porque ya tenía 4 hijas (14, 13, 6 y 3 años), que tenía que pensar en ellas, pero les decía que no podía, mi primer embarazo lo perdí y estaba dispuesta a abortar”, reveló Carolina, pero por fortuna gracias a los avances médicos había otra solución posible: “El doctor me dijo que me quedara tranquila, que hay muchos estudios, que tenía que esperar al primer trimestre de gestación, pero que no podía esperar nueve meses porque la enfermedad avanzaba muy rápido”.
Cuando llegó el momento de la operación, Carolina ya tenía tres nódulos, por lo que le tuvieron que extirpar su mama derecha. “Les dije ‘sáquenme todo, no tengo problema’. Me operaron el 24 de mayo de 2023 y me hicieron dos sesiones de quimioterapia estando embarazada”, contó la valiente mamá acerca del momento más duro de su tratamiento.
Carolina tuvo que dejar de hacerse quimioterapia 40 días antes del parto, que fue acelerado para que su bebé nazca a los 8 meses de embarazo. Luego, aguardó unos días y continuó su tratamiento. “Todo fue muy rápido, yo estaba más preocupada por el embarazo y por mis nenas que por mí, la verdad que fue muy difícil. Cuando empecé a perder el cabello, el doctor me contó que había unos cascos, pero a mí no me importaba. Cuando le conté a mis nenas que me iban a dar una medicación muy fuerte que me provocaría la caída del pelo, la de 6 empezó a llorar mucho, así que decidí utilizar los cascos que me prestó una chica con la que me puse en contacto”, comentó acerca de cómo atravesó este momento junto a sus hijas más pequeñas.
“Me aferré mucho a Dios. Desde el principio, pensé que si me mandaba un bebé con esta enfermedad por algo sería y que me tenía que curar porque lo quería conocer y, además, no podía dejar a mis nenas solas tan chiquitas. Así fue que puse toda mi energía, fe y esperanza para luchar y salir adelante. Hubo días que estuve muy mal, angustiada, lloraba a mares, pero trataba de disfrutar todo lo que podía en todo momento, porque tenía que estar bien anímicamente, si no era contraproducente. Siempre tuve el apoyo de mi familia, de mis amigas y de mis compañeros de trabajo”, expresó Carolina, que destacó que “el día de la operación tenía que pagar $200.000 y no tenía un centavo; mi jefe me dio el dinero y cuando se lo quise devolver, no me lo aceptó y me dijo: ‘te lo di porque era lo único que podía hacer para ayudarte’”.
Acerca de las peripecias que tuvo que pasar durante esos meses, contó que “en ese momento no había un transporte municipal para ir hasta Concepción del Uruguay y tampoco había pasajes, así que la situación fue medio caótica; a veces tenía que ir a las 4 de la mañana a la terminal porque mi turno era a las 7”, rememoró. Y continuó: “Dicen que los bebés te eligen, yo le agradezco que mi gordo me haya elegido cursando la enfermad y que la haya atravesado conmigo, porque el también pasó por todos los tratamientos, incluidas las quimios. Me daba mucho temor que le hicieran mal, pero el doctor me dijo que era muy poquito lo que le llegaba y que, si no hubiese estado embarazada, me hubieran podido las podían haber hecho antes de operarme porque el tumor podía achicarse. Por suerte, ahora todos los estudios salieron bien”, resaltó.
El apoyo incondicional de su familia y la excelente labor médica
Carolina no estuvo sola en esta batalla contra el cáncer, sino que un pilar fundamental fueron su pareja y sus hijas. “Él tenía momentos en que negaba que estuviese enferma y tenía momentos en que se ponía a llorar y me decía ‘no quiero que te mueras’. Cuando podía me acompañaba porque tenía horarios rotativos, aunque cuando me hacía las quimios siempre estuvo. Fue un cambio para todos, tuvo que hacerse cargo de la casa, limpiar, cocinar. Mis hijas más grandes me ayudaron mucho y, gracias a Dios, durante el tratamiento no me descompuse. Los primeros seis meses tuve muchos vómitos, pero eran producto del embarazo. Lo que sí, me cansaban mucho, me daba sueño, pero llegaba a casa y tenía hambre”, comentó Carolina, quien confesó que “no le hice mucho caso a la lista de alimentos que no podía consumir que me había recomendado el doctor, pero en todo lo demás, sí”.
“Lo que más miedo me dio fue pensar que, si no podía salir adelante, dejaría a mis hijos solos… En realidad, no solos, pero no es lo mismo perder a una mamá siendo un adulto que siendo una criatura”, resumió acerca de los temores que sintió, pero recalcó que “siempre tuve fe en los médicos, los amo a los tres: la doctora Vargas, mi ginecóloga; el doctor Ramello, mi oncólogo; y el doctor Bianchi que me operó. Siempre les doy las gracias porque me salvaron la vida”.
Los días después y la llegada de Vicente
De todo este trajín, dándole batalla a la enfermedad y al tiempo, nació Vicente, su quinto hijo (primer varón), y hace unos días festejaron su cumpleaños. “Todo va volviendo a la normalidad”, resaltó la gualeguaychuense, que disfruta de su familia y que hace unos días también pudo volver a trabajar.
Lógicamente, el proceso post parto y post cáncer no es sencillo, debido a las intensas emociones que van surgiendo. “El otro día estaba estresada y medio bajoneada. Fui a ver a mi doctora generalista y me dijo: ‘¿Sabés que pasa? Vos luchaste como una leona y todavía no te diste cuenta que estabas por morirte y te salvaste, recién ahora estás cayendo’”, confió Carolina, que reveló que “quería demostrarles a mis hijas que estaba bien todo el tiempo, para que no se pusieran mal, pero hubo momentos terribles porque pensaba que no quería morirme, pero no lo podía controlar… Sabía que estaba en las manos de Dios”.
Finalmente, acerca de la enseñanza que le dejó todo este peregrinar, aseguró que “a veces me perdía en la rutina o me hacía problema por cosas que ahora digo ‘para que me preocupaba por eso’”, y valoró que “antes no solía festejar mi cumpleaños, pero este 2024 les dije a mis amigas, vamos a juntarnos, hay que celebrar la vida”.
También se dio cuenta de aquellas personas valiosas que la rodean y que estuvieron a su lado en todo momento, cuando quizás no se lo esperaba: “Hubo muchas personas, de diferentes religiones, rezando por mí. A veces no te das cuenta de que la gente te quiere. Sentirse acompañado da fuerzas para pelearla siempre”, concluyó.