LAS MUJERES EN LA GUERRA DE MALVINAS
Alicia Mabel Reynoso: “me codeé con la muerte y apuesto a la vida”
En el marco de las actividades semanales por el Día de la Mujer, la enfermera Alicia Mabel Reynoso, quien formó parte del cuerpo de salud de la Fuerza Aérea Argentina durante la Guerra de Malvinas, disertó en el Centro de Defensa Comercial de Gualeguaychú, ante una importante cantidad de público que colmó el salón.
Reynoso, nacida en la localidad de Enrique Carbó (departamento Gualeguaychú) logró un fallo inédito como "mujer olvidada" de Malvinas ya que es una de las enfermeras que atendieron a los soldados durante la guerra de Malvinas. También, como integrante de la Fuerza Aérea, formó parte, con los Cascos Azules, de dos misiones de Paz en Haití. Sufrió una ACV que superó y trabajó, como profesional de la salud, en la lucha contra el Covid-19.
La presentación de la charla estuvo a cargo de Claudia Ramírez, para luego hacer una breve introducción el diputado provincial Nicolás Mattiauda. La disertación fue seguida con mucha atención y emoción por un auditorio colmado de público.
En un mano a mano con ElDía, Reynoso habló de los 40 años que se cumplen en este 2021 de la guerra de Malvinas, de la lucha por ser reconocida como veterana de guerra junto a sus compañeras, su infancia en Carbó, los problemas de salud que atravesó y superó y el rol de la mujer.
Dijo que “estar en Gualeguaychú es estar en mi tierra, el lugar que nací, en donde me eduqué, en este 8 de marzo tan importante para las mujeres es sumamente gratificante”. Contó que nació “un 9 de Julio de 1955 en la Comisaría de Carbó donde trabajaba mi padre. Todos se habían ido al acto y cuando regresaron había llegado al mundo”.
Recordó que la Fuerza Aérea incorporó mujeres en el año 1980 y de que forma parte de “la primera promoción de mujeres militares, luego de haber estudiado enfermería e instrumentadora quirúrgica en Santa Fe. Me presenté al llamado de la Fuerza, rendí, quedé seleccionada, ingresé y en el 82 me sorprendió, como a la mayoría de los argentinos, la guerra y me ordenaron, como personal militar, marchar al sur. Recalamos en Comodoro Rivadavia para trabajar para lo que nos habíamos preparado militarmente en la institución y profesionalmente fuera de la misma”.
Señaló que “las cinco primeras que llegamos estuvimos en el armado del hospital, en mi caso el quirófano, preparar el campo quirúrgico con todo lo que sea necesario, tanto para nosotros como para mandar a la isla en lo que fue una tarea ardua que supimos hacer porque estábamos convencidas de que ese era el lugar de la mujer en ese momento”.
Indicó que en esos años “vivíamos en una sociedad híper machista, muy patriarcal”. Dijo que “en la Fuerza Aérea hoy podemos ver y hablar de mujeres pilotos de combate, transportes y demás, pero nos costó mucho esta realidad que vivimos desde hace un tiempo porque era un lugar pensado para y por los hombres”. Indicó que “las palabras más suaves que escuchábamos eran ‘ustedes no sirven para nada’ y ‘vayan a lavar los platos’. Y a aquellos que nos mandaban a la cocina les demostramos que podíamos hacer y más que bien las tareas que nos encomendaron”.
Señaló que el trato con sus camaradas en la fuerza “fue perfecto, como en cualquier hospital, con la salvedad de que estábamos en un conflicto armado, por lo que vivimos, en principio, una tensa calma, un nerviosismo que nos abrazaba a todos por igual. Teníamos miedo, el que dice que no le tenía miente. Estábamos en Comodoro Rivadavia que era el centro de la logística, y si se atacaba la misma se terminaba la guerra, porque todo salía de ahí”.
En lo que refiere a su tarea y a las de sus compañeras indicó que “hicimos las evacuaciones aero médicas a distintas partes del país”.
Bautismo de Fuego
A las 4.42 horas del sábado 1º de Mayo de 1982 años los británicos lanzaron 21 bombas de mil libras sobre el aeropuerto de Puerto Argentino. Un avión Vulcan XM607, perteneciente al Escuadrón 101 de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF), había recorrido los 5.600 km que separan la isla Ascensión de las Malvinas en 15 horas —fue reabastecido en vuelo 17 veces—y a las 04.42 horas lanzó sobre la península del aeropuerto 21 bombas de mil libras cada una. Al amanecer y sobre nuestras posiciones al sur de Puerto Argentino se repitió otro ataque británico. En esa oportunidad utilizaron cinco cazabombarderos Sea Harrier que operaron desde dos portaviones. Emplearon cañones, misiles y bombas de 250 libras. El fuego antiaéreo propio derribó a tres de ellos.
Reynoso señaló que “cuando empezaron a llegar los heridos nos dimos cuenta dónde estábamos, porque los soldados nos contaban la realidad que no nos decían a nosotros, dado que recibíamos noticias de un triunfalismo que no existía. Pero estábamos allí, éramos enfermeras militares, y teníamos que estar en el Hospital porque habíamos jurado defender la Patria, aunque nunca nos imaginamos que nos iba a doler más el olvido posterior que la guerra misma”.
Mencionó que el “patriotismo de los soldados que llegaban me asombró con 18 años los que estaban cumpliendo el servicio militar obligatorio. Lo que más escuchamos fue ‘por favor cúrame, quiero volver a la trinchera’ y el grito de ‘Mamá, mamá’ y ahí estábamos nosotras, vestidas de igual manera que ellos, hablándoles y tratándolos de una manera diferente, diciéndoles ‘Tranquilo, ya estás acá, a salvo’”.
Indicó que “a la contención la sacamos un poco de la galera, porque teníamos entre 22 y 24 años, éramos muy jóvenes. Siempre digo que no hay una escuela para madres. Lo somos con errores y aciertos, aprendiendo el día a día. Aprendimos a contener y seguimos haciéndolo, porque estuvimos en la misma guerra, y para esta época nos comunicamos bastante”.
Alicia estuvo en Comodoro Rivadavia “desde los inicios hasta los primeros días de Junio que es cuando me relevan y me mandan a la Escuela de Aviación Militar a hacer un curso de oficial de la Fuerza Aérea, siendo una de las primeras oficiales de la Fuerza”.
Consultada sobre si le costó mucho ser reconocida como Veterana de Guerra, sostuvo que “fuimos reconocidas por el Honorable Congreso de la Nación por la Ley 23118 desde los 90, pero sistemáticamente se nos olvidó, ocultó y discriminó, de tal manera que a finales del 2009 y principios del 2010 empecé la lucha por la visibilidad de la mujer, y recién en mayo del 2021 seis jueces nos vieron, me vieron y dieron la veteranía plena”. Aclaró que “todavía no he percibido la remuneración como veterana, dado que nos costó mucho que desde el Ministerio de Defensa nos dieran el certificado de veterana, el que tuve que pelear porque no me lo querían otorgar”.
Sostuvo que “más allá de la impronta de lo económico, está la deuda de honor que tenía el estado con las mujeres que se empezó a saldar. Es un canto a la justicia porque llegó en vida, caso contrario sería una injusticia total”.
La Guerra
Señaló que “la guerra es un negocio de unos pocos poderosos que utilizan ese poderío para usufructo propio. En realidad, en un conflicto bélico nadie gana, la humanidad pierde. En estos momentos- invasión de Rusia a Ucrania- la humanidad está en peligro”. Esto que estamos viviendo es la locura de una persona como Vladimir Putin, como lo fue en el 82 con Galtieri.
El Covid
En el final de su carrera vacunó y trabajo en la batalla contra el Covid-19. “Luchamos contra un enemigo invisible; mientras que en el 82 sabíamos quién era el enemigo. Argentina, a diferencia de otros países, no tuvo fosas comunes gracias al trabajo que realizaron los profesionales y el personal de Sanidad que le hizo frente perdiendo a compañeros y compañeros en la lucha”, sostuvo.