EL PARO INTERNACIONAL DE MUJERES EN GUALEGUAYCHÚ
8M: “Paramos para avanzar”
Desde el año 2017 en nuestro país, se lleva adelante el PARO INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA, es internacional porque su auge comenzó en Europa y fue replicándose. Año a año va tomando cada vez más fuerza, se va legitimando esta medida que es nuestra herramienta de lucha para visibilizar las desigualdades históricas de este sistema capitalista y patriarcal, desigualdades que recaen en las poblaciones más postergadas y somos las mujeres e identidades feminizadas en quiénes recae con fuerza. En nuestra ciudad nos organizamos las mujeres nucleadas en asambleas llevando adelante cada paro y movilización desde el 2018, teniendo como antecedente las movilizaciones que realizamos desde el 2015 con cada Ni Una Menos cada 3 de junio y el 25 de noviembre “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género”.
Por Belén Biré*
¿Por qué el PARO?
La herramienta del PARO, permitió y permite poner en discusión las desigualdades estructurales en la categoría de trabajadoras. Hablar del TRABAJO no reconocido nos coloca en discusión como sujetas políticas que primero, tomamos conciencia de que trabajadoras somos TODAS, para luego poder reclamar y exigir no sólo que Paren de Matarnos (Ni Una Menos), sino que se nos reconozca el trabajo que llevamos adelante todos los días y no es ni reconocido ni pago. Por eso al parar proclamamos “Si nuestro trabajo no vale nada, produzcan sin nosotras”. El PARO INTERNACIONAL DE MUJERES TRABAJADORAS, tiene una carga simbólica de lucha que se va legitimando año a año logrando que cada vez más mujeres adhieran y se sumen a las masivas movilizaciones que convoca este día.
La brecha salarial
Las mujeres ganamos menos que los varones, y según datos de la Organización Internacional del Trabajo OIT, en el año 2018, un 25 % de las mujeres en edad laboral no pueden acceder a un empleo formal por estar dedicadas a las tareas no remuneradas. Es decir: tareas de reproducción, de cuidados, tareas domésticas.
Nos hemos preguntado acaso, que pasaría si las mujeres no cuidamos, no cocinamos, no limpiamos, no brindamos atención y acompañamiento emocional a nuestras familias, no administramos la casa… que pasaría si las mujeres paramos. Todo esto que llevamos delante de manera gratuita y obligatoria es TRABAJO. “Eso que llaman amor, es trabajo no pago”.
Esto tomó relevancia durante el aislamiento obligatorio producto de la pandemia de COVID-19. Estar en casa, intensificó estas tareas supliendo tiempos que nuestros gurises y gurisas tenían en la escuela, clubes, juegos fuera de casa, que pasaron a estar concentrados en nuestros hogares. Cabe destacar el trabajo de quiénes llevaron adelante (y llevan) comedores, ollas populares, merenderos… ese trabajo social también es llevado adelante en su mayoría por mujeres.
Las mujeres solemos tener dentro del empleo formal, puestos de menor jerarquía que los varones a pesar de que muchas veces estamos más formadas para ocupar esos lugares, aún seguimos sin poder acceder a puestos y cargos de mayor rango.
Así también accedemos a trabajos precarizados e informales como lo son el cuidado y el empleo doméstico.
Otro factor es que el tiempo que las mujeres pueden dedicarle al trabajo es menor que el de los varones, ya que la mayor cantidad del tiempo las mujeres se dedican a tareas del hogar.
Recuerdo una vecina que una vez me dijo: “mi marido trabaja y tiene que llegar y poder descansar. Yo no trabajo, solo mantengo la casa y cuido los chicos (4)” Pensemos si hubiera que pagar esa fuerza de trabajo que es “mantener una casa”. “Si nosotras paramos, se para el mundo”
“Si nuestra fuerza de trabajo no vale nada, produzcan sin nosotras”. El PARO busca visibilizar todas estas desigualdades. Por eso es necesario y contundente que sigamos año a año adhiriendo, concientizando, movilizando y con una tarea militante pedagógica: fortalecer nuestras redes para que podamos comprender que TRABAJADORAS SOMOS TODAS.
La política de cuidados en escena
Para achicar la brecha, desde el Estado se deben generar políticas de cuidado que redistribuyan las tareas que históricamente han recaído en mujeres e identidades feminizadas. Hay que democratizar las tareas de cuidado.
Este 8 de marzo, no queremos flores, ni regalos. No es el día de la mujer por ser mujer, es el día de la mujer trabajadora, y se conmemora por aquellas mujeres que en el año 1909 ardieron en llamas cuando sus jefes cerraron las puertas de la fábrica y las prendieron fuego. Ellas reclamaban jornadas de trabajo limitadas y mejoras salariales. Nosotras seguimos todas las luchas de nuestras antecesoras.
El primer paso es reconocer el problema, reconocer la desigualdad, tomar conciencia y seguir en la lucha.
Este 8 de marzo, ¡FELIZ JORNADA DE LUCHA! NOS VEMOS EN LAS CALLES.
*Coordinadora del Área de Género y Diversidad Sexual de la Municipalidad de Gualeguaychú. CTA Igualdad de Géneros y Oportunidades Gchú.