POR PAULINA LEMES
Que cerramos, que abrimos, que al aire libre...
No hay nada mejor que las reglas claras para mantener la estabilidad emocional. No hay nada mejor que la incertidumbre para enloquecer al más cuerdo. Las fallas en la comunicación en esta pandemia nos han vuelto de cabeza.Que sí, que no... un pasito hacia adelante y uno para atrás...
Por Paulina Lemes* “Un pasito para allí. No recuerdo si lo di. Un pasito para allá… ¡ay, qué miedo que me da!” … dice María Elena Walsh, y ese sentimiento es el que nos ha invadido desde hace un año y pico y nos ha abrumado desde hace quince días. Las informaciones opuestas llegan al mismo tiempo: que se puede hasta las 23, que se puede hasta las 20, que no se puede… Que cerramos, que abrimos, que al aire libre… Que provincia dice sí, que el municipio dice no… En el medio de ese caos están los gestores culturales, los directores de academias y gimnasios, tironeados por una realidad angustiante que ya pasó su cumpleaños y a la que nadie quiere volver. Mil llamados, confusiones, interpretaciones, cada maestrito con su librito, cada partido con su postura, cada dirigente tironeando para quedarse con un pedazo del rédito de las bonanzas y despegándose de las decisiones oscuras… En el medio de la “cinchada” está la gente, que ha sobrevivido estoicamente “a la que venga” y se ha ido reinventando “a los ponchazos”, mirando cómo los dirigentes se ignoran, cómo toman decisiones inconsultas y cómo ningunean sectores para luego reaccionar, al fin, por la presión social. Para mí, para vos, para ninguno de los dos… Los políticos se echan culpas o se alaban de sus gestiones y en el medio está la gente común con el fantasma del 2020 “tirándole de las patas”, con varias cuentas aún sin pagar. El sainete ya cansa, pero no amansa, así que el ciudadano se harta y reclama, y como por arte de magia, es escuchado. Y uno no sabe bien si es que a alguien se le han destapado los oídos y el corazón, si es que alguien sensato se ha dado cuenta de que los espacios protocolizados no contagian, si es que ha llovido coherencia, o es que se tiene miedo a la rabia que bulle. ¿Serán las preocupaciones o las elecciones? ¿Será por fin el sentido común o será tan tristemente común perder el sentido? Y no es _léase en mayúsculas_ que no queremos cuidarnos, que negamos la realidad, que no reconocemos al sistema de salud que se sostiene por las voluntades de tantas personas, que no somos solidarios con los que han perdido amores, que no nos importa nada… ¡Qué esperanza! En nuestros espacios nadie se ha contagiado, precisamente, porque funcionan los protocolos, y eso sucede porque valoramos la vida y porque si alguien se enferma por nuestra culpa sería un infierno. Reglas claras muchachos/as, un mismo discurso bien prolijito. Para evitarnos más angustia. Ya nadie aguanta más nada. Se lo pedimos por favor.Por lo que más quieran. Gracias. * Directora del Centro Cultural Alas -cantautora
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